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Los funerales de la Mamá Grande trae consigo más nostalgia que otra cosa, y quizá me gustaron ciertos cuentos más de lo que lo hubieran hecho si no trayeran consigo memorias de mi niñez.
Los libros de cuentos de García Márquez estuvieron presentes en la biblioteca de mi abuela desde que era una niña y fueron de los primeros libros que leí. Dicho sea de paso, en ese tiempo los odiaba porque no tenían finales felices y porque no entendía la mitad de las palabras que el autor utiliza. Sin embargo, siempre regresaba a ellos y los leía una y otra vez. Aunque los odiaba, sentía cierta fascinación hacia ellos (de entre todos los libros de mi abuela, siempre elegía los de García Márquez).
¿Mis favoritos? La siesta de los martes, cuento con el que abre el libro, lleno de emociones que están muy por debajo de la superficie y de lo que el narrador cuenta. Y Rosas artificiales, de nuevo un cuento muy breve lleno de cosas que no se dicen.
Prefiero los cuentos breves de García Márquez, que los eternos como En este pueblo no hay ladrones, Un día después del sábado o Los funerales de la Mamá Grande, cuento que da nombre al libro. Estos cuentos de tan largos, perdían el punto o el hilo de la trama en ocasiones, sobre todo Un día después del sábado, que no parecía saber hacia dónde ir.
Fueron más los cuentos que me dieron igual que los que me gustaron, pero al menos ahora entiendo las palabras y ya no odio a García Márquez.
Los libros de cuentos de García Márquez estuvieron presentes en la biblioteca de mi abuela desde que era una niña y fueron de los primeros libros que leí. Dicho sea de paso, en ese tiempo los odiaba porque no tenían finales felices y porque no entendía la mitad de las palabras que el autor utiliza. Sin embargo, siempre regresaba a ellos y los leía una y otra vez. Aunque los odiaba, sentía cierta fascinación hacia ellos (de entre todos los libros de mi abuela, siempre elegía los de García Márquez).
¿Mis favoritos? La siesta de los martes, cuento con el que abre el libro, lleno de emociones que están muy por debajo de la superficie y de lo que el narrador cuenta. Y Rosas artificiales, de nuevo un cuento muy breve lleno de cosas que no se dicen.
Prefiero los cuentos breves de García Márquez, que los eternos como En este pueblo no hay ladrones, Un día después del sábado o Los funerales de la Mamá Grande, cuento que da nombre al libro. Estos cuentos de tan largos, perdían el punto o el hilo de la trama en ocasiones, sobre todo Un día después del sábado, que no parecía saber hacia dónde ir.
Fueron más los cuentos que me dieron igual que los que me gustaron, pero al menos ahora entiendo las palabras y ya no odio a García Márquez.