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Me encantó este libro. Al principio lo agarré con desconfianza, describiéndose como un libro de recetas sensuales y siendo que yo no cocino ni hielo, pero pronto me atrapó con la descriptividad tan coqueta de Allende y su forma de hacer entretenida cualquier cosa que esté contando. Habla de la comida y del sexo desde las anécdotas personales y de amistades, conocidos, así como también personajes históricos y hábitos curiosos de épocas remotas. Esto me resultó fascinante, aprendí mucho de historia , y es aquí donde Allende hace gala de su característica más personal que es divagar hasta el punto del cansancio. Me dejó con las ganas de pasar una tarde con Isabel y hablar de todo lo que sabe hasta que se ponga el sol (algunos de los platos que describe en el libro de por medio)