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En Antes del Fin, leemos a un Sabato de ochenta y seis años reflexionar sobre los grandes episodios de su vida: la infancia, su participación en movimientos políticos, el comienzo de su vida prometedora como científico, el abandono de la misma por la escritura, la entrada al movimiento surrealista como pintor, la muerte de su hijo Jorge Federico, la muerte de su esposa, etc. Y escribe todo esto con tal de que le sirva a las futuras generaciones —tenía una gran esperanza en los jovenes—, y a los próximos a morir.
El apartado llamado El dolor rompe el tiempo, donde dedica sus palabras a la muerte de su hijo, debe de ser, quizá, la cosa más triste que haya leído. No creo haber leído alguna vez unas letras que reflejarán tanto vacío y ausencia.
Por último, le escribe directamente a los jóvenes en una especie de carta en el Epílogo: "No quiero morirme sin decirles estás palabras. Tengo fe en ustedes".
El apartado llamado El dolor rompe el tiempo, donde dedica sus palabras a la muerte de su hijo, debe de ser, quizá, la cosa más triste que haya leído. No creo haber leído alguna vez unas letras que reflejarán tanto vacío y ausencia.
Por último, le escribe directamente a los jóvenes en una especie de carta en el Epílogo: "No quiero morirme sin decirles estás palabras. Tengo fe en ustedes".