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Más allá de lo genial que es la mezcla de crónica con policial que hace Piglia en esta novela, es impresionante cómo lo plasma desde un lenguaje criminal, te provoca, más que simpatizar con los espectadores del asedio, ser uno más que está en el aguantadero con los fierros, uno más de la banda del Nene, Mereles y ese personaje genial que es el gaucho rubio.
Por otro lado, es muy interesante el hecho de que Piglia haya escrito un primer borrador de esto a fines de los 60 (en los primeros dos tomos de los diarios de E.R. se menciona bastante el anhelo de escribir sobre este hecho) y que casi 25 años después, sin trabajo entre medio, haya terminado de escribirla. Hoy eso parece imposible, pareciera que todo el mundo se apura y considera que su obra está lista para ser publicada, me impresiona la seguridad de saber que no está aún bien terminada y la poca ansiedad por publicarla que tuvo.
Por otro lado, es muy interesante el hecho de que Piglia haya escrito un primer borrador de esto a fines de los 60 (en los primeros dos tomos de los diarios de E.R. se menciona bastante el anhelo de escribir sobre este hecho) y que casi 25 años después, sin trabajo entre medio, haya terminado de escribirla. Hoy eso parece imposible, pareciera que todo el mundo se apura y considera que su obra está lista para ser publicada, me impresiona la seguridad de saber que no está aún bien terminada y la poca ansiedad por publicarla que tuvo.