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April 1,2025
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Set in a futuristic Argentina, Ricardo Piglia’s Absent City creates a genre-blending narrative featuring an interlocking web of plot lines that are wonderfully connected through abrupt interruptions. Equal parts a detective novel, a romance, and a cyberpunk political crime drama.
April 1,2025
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Despite the fact that this was indeed a very confusing novel, I did end up enjoying it. I know I might potentially have to write a paper on it, but I also don't want to go into it much here because I feel like going into detail with this book isn't something I could do casually (ie while laying in bed at 10:30pm). Once I'm no longer on a deadline, I do plan to reread this novel in Spanish because the entire time I was reading it, the fact that it was translated nagged at me (especially since language ended up being so central to the story, irony of ironies).
April 1,2025
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La pluralidad de sentidos que tiene la novela (además de la máxima macedoniana de la imposibilidad de producir una representación de la existencia con las herramientas insuficientes del lenguaje (o máxima joyceana, no importa)) disuaden cualquier intento que pueda ejercitar de reseñarla. Esbozo algunos pensamientos sueltos:
a. imperativo haber leído Museo de la Novela de la Eterna de Macedonio. Es el trasfondo ideológico subyacente en La ciudad ausente. La literatura como universo de posibilidades, de ensueños, al margen de la realidad. La literatura como insurrección ante la muerte y el tiempo.
b. la inefabilidad de el ser. Las ausencias: los abandonos, la muerte, el olvido, imposibles de poner en palabras. Experiencia colectivas que se viven en soledad. Y aun así, uno novela que trata estos tópicos.
c. intertextualidad. Piglia, heredero de Macedonio y de Borges, entiende que no se hace nada de la nada. Se puede escribir a partir de lo que ya está escrito, mezclándolo, citándolo, plagiándolo, tergiversándolo. La cita de una cita apócrifa de un texto que nunca existió.
d. las mujeres. La patria, la ciudad, la máquina. Productoras infinitas de historias y guardianes de la memoria. Destinadas al abandono, o a la soledad, imposible de verbalizar, o como diría Bolaño: monos ateridos de frío que contemplan el horizonte desde un árbol enfermo, son princesas que te buscan en la oscuridad, llorando, indagando las palabras que nunca podrán decir.
April 1,2025
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Me resultó algo intrincado, historias que se mezclan por momentos confusamente...no obstante hay pasajes, hay algunas historias dentro de la supuesta trama central que me resultaron muy interesantes, en particular la referida al lenguaje hablado en una isla, lenguaje que cambia permanentemente y vertiginosamente. A lo largo de nuestra vida el lenguaje muta, cambia tambien permanentemente, en la novela de Piglia esto se da en forma ostensible y hasta absurda. Me resultó interesante tomándola por partes, no fue así si la tomo de forma global.
April 1,2025
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"La ciudad ausente" es un libro de historias sobre el poder de las palabras y la memoria. Las referencias se acumulan una sobre otra y el hilo primario del cual se desprenden las historias contadas se confunde con ellas. El argumento central, superficial, es la búsqueda por parte de Junior, el periodista, de los rastros que llevan a la máquina que crea las historias, y a través de ellas a Macedonio Fernández y al misterioso Ingeniero. Policial negro mezclado con costumbrismo urbano, con la opresión de una dictadura que no parece haber terminado, con el sentimiento de que todos son vigilados y todos pueden ser espías, pero sobre todo, con un desasosiego que tiene que ver con la finitud de las cosas y con la necesidad constante de no olvidarlas, de mantenerlas vivas pese a todo, con la palabra.
April 1,2025
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«La ausencia es una realidad material, como un pozo en el patio»

La ciudad ausente, esta ciudad donde se puede sintetizar en una sórdida y casi distópica Buenos Aires, está constituida por historias. El texto reflexiona en relación a la dictadura de Videla y la transición hacia el neoliberalismo.

La ciudad ausente señala esa paradoja en el que el mundo parece desaparecer. En relación a lo que propone Jaques Derrida, las historias contenidas en el libro, tanto la de Junior como las creadas por la máquina, son una ausencia presente, ese proceso de recordar que la realidad se construye, pero con el matiz de que no solo se construye en lo que es la manera actual de las cosas, sino que, también influye por aquello que hemos y creemos perdido. Hay voces que son silenciadas, opero mantienen laimportancia como si fueran escuchadas, pudiendose concluir que la ciuda en donde transcurre la vida de los personajes, extendiendolas a la que habitan los lectores, es una ausencia.
April 1,2025
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(En realidad es un 1'5)

Supongo que cambiaré de opinión cuando tenga la teoría y relea algunos pasajes, por lo que ahora sólo pongo mi primera impresión, que podemos resumir en mucha confusión.

La verdad es que hay ciertos planteamientos básicos que me parecen interesantes: la máquina con capacidad para crear historias autorreferenciales, la ficción como reflejo de la concreta realidad argentina, ciertas reflexiones sobre el lenguaje, la mezcla de la historia policíaca con la original historia de amor (porque todo puede sintetizarse en el primitivo dolor por la muerte del ser amado)...; pero el resultado de este mix es un texto muy difícil de seguir.

Por otra parte, me parece que el conjunto resulta excesivamente pretencioso y artificial, ya que tenemos el constante intento por introducir la referencia literaria bien a través de nombres de personajes (Macedonio Fernández, Leopoldo Lugones…) bien a través del calco a Borges (que sí Ricardo, ya vimos que te has leído El Aleph).

En resumen, hay ciertas ideas fundamentales que me gustan, pero creo que el conjunto falla en ejecución y cohesión. Ha habido pasajes en los que me obligaba a seguir leyendo pese a no estar entendiendo nada, sólo con la esperanza de una futura explicación (spoiler: jaja, no). Y poco hablo del final malo (se puede considerar eso un final??). Lo único que salvo es alguna de las breves historias intercaladas (igual lo tuyo era el cuento, Ricardo).
April 1,2025
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Piglia no solo es preciso en lo perfecto, en lo estructural... Sino también despunta al diseñar lo difuso.
April 1,2025
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"The replica of the bird was only halfdone. Now it is on display in a smaller glass cabinet. Its chest is open and the gears and the little clock wheels look like the drawings of a soul. Sometimes it opens its beak, as if it needed more air, and turns its head toward the window. What it has not found is its form, Ríos says, it is suffering from a lack of truth."

Read through number two of many. This book, like Finnegan's Wake, feels like it could be unpacked for a lifetime. This book, unlike Finnegan's Wake, isn't impossible to read. Thesis time let's gooo
April 1,2025
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(...)
Los dos primeros hijos del matrimonio hicieron una vida normal, con las dificultades que significa en un pueblo chico tener una hermana como ella. La nena (Laura) había nacido sana y recién al tiempo empezaron a notar signos extraños. Su sistema de alucinaciones fue objeto de un complicado informe aparecido en una revista científica, pero mucho antes su padre ya lo había descifrado. Yves Fonagy lo había llamado «extravagancias de la referencia». En esos casos, muy poco frecuentes, el paciente imagina que todo lo que sucede a su alrededor es una proyección de su personalidad. Excluye de su experiencia a las personas reales, porque se considera muchísimo más inteligente que los demás. El mundo era una extensión de sí misma y su cuerpo se desplazaba y se reproducía. La preocupaban continuamente las maquinarias, sobre todo las bombitas eléctricas. Las veía como palabras, cada vez que se encendían alguien empezaba a hablar. Consideraba entonces a la oscuridad una forma del pensamiento silencioso. Una tarde de verano (a los cinco años) se fijó en un ventilador eléctrico que giraba sobre un armario. Consideró que era un objeto vivo, de la especie de las hembras. La nena del aire, con el alma enjaulada. Laura dijo que vivía «ahí», y levantó la mano para mostrar el techo. Ahí, dijo, y movía la cabeza de izquierda a derecha. La madre apagó el ventilador. En ese momento empezó a tener dificultades con el lenguaje. Perdió la capacidad de usar correctamente los pronombres personales y al tiempo casi dejó de usarlos y después escondió en el recuerdo las palabras que conocía. Sólo emitía un pequeño cloqueo y abría y cerraba los ojos. La madre separó a los chicos de la hermana por temor al contagio, cosas de los pueblos, la locura no se puede contagiar y la nena no era loca. Lo cierto es que mandaron a los dos hermanos internos a un colegio de curas en Del Valle y la familia se recluyó en el caserón de Bolívar. El padre enseñaba matemáticas en el colegio nacional y era un músico frustrado. La madre era maestra y había llegado a directora de escuela, pero decidió jubilarse para cuidar a su hija. No querían internarla. La llevaban dos veces por mes a un Instituto en La Plata y seguían las indicaciones del doctor Arana, que la sometía a una cura eléctrica. Le explicó que la nena vivía en un vacío emocional extremo. Por eso el lenguaje de Laura poco a poco se iba volviendo abstracto y despersonalizado. Al principio nombraba correctamente la comida; decía «manteca», «azúcar», «agua», pero después empezó a referirse a los alimentos en grupos desconectados de su carácter nutritivo. El azúcar pasó a ser «arena blanca», la manteca, «barro suave», el agua, «aire húmedo». Era claro que al trastocar los nombres y al abandonar los pronombres personales estaba creando un lenguaje que convenía a su experiencia emocional. Lejos de no saber cómo usar las palabras correctamente, se veía ahí una decisión espontánea de crear un lenguaje funcional a su experiencia del mundo. El Doctor Arana no estuvo de acuerdo, pero el padre partió de esa comprobación y decidió entrar en el mundo verbal de su hija. Ella era una máquina lógica conectada a una interface equivocada. La niña funcionaba según el modelo del ventilador; un eje fijo de rotación era su esquema sintáctico, al hablar movía la cabeza y hacía sentir el viento de sus pensamientos inarticulados. La decisión de enseñarle a usar el lenguaje suponía explicarle el modo de almacenar las palabras. Se le perdían como moléculas en el aire cálido y su memoria era la brisa que agitaba las cortinas blancas en la sala de una casa vacía. Había que lograr llevar ese velero al aire quieto. El padre abandonó la clínica del Doctor Arana y comenzó a tratar a la niña con un profesor de canto. Necesitaba incorporarle una secuencia temporal y pensó que la música era un modelo abstracto del orden del mundo. Cantaba arias de Mozart en alemán, con Madame Silenzky, una pianista polaca que dirigía el coro de la iglesia luterana en Carhué. La nena, sentada en una banqueta, aullaba siguiendo el ritmo y Madame Silenzky estaba aterrorizada, porque pensaba que la chica era un monstruo. Tenía doce años y era gorda y bella como una madonna, pero sus ojos parecían de vidrio y cloqueaba antes de cantar. Era un híbrido, la nena, para Madame Silenzky, una muñeca de goma pluma, una máquina humana, sin sentimientos y sin esperanzas. Cantaba a los gritos y desafinaba, pero empezó a ser capaz de seguir una línea melódica. El padre estaba tratando de incorporarle una memoria temporal, una forma vacía, hecha de secuencias rítmicas y de modulaciones. La nena carecía de sintaxis (carecía de la noción misma de sintaxis). Vivía en un universo húmedo, para ella el tiempo era una sábana recién lavada a la que se retuerce en el centro. Se ha reservado un territorio propio, decía su padre, del que quiere ahuyentar toda experiencia. Todo lo nuevo, cualquier acontecimiento no vivido y aún por vivir se le aparece como una amenaza y un sufrimiento y se le transforma en terror. El presente petrificado, la monstruosa y viscosa detención, la nada cronológica sólo puede ser alterada por la música. No es una experiencia, es la forma pura de la vida, no tiene contenido, no la puede asustar, decía su padre, y Madame Silenzky (aterrorizada) agitaba su cabecita gris y relajaba sus manos sobre las teclas antes de empezar con una cantata de Haydn. Cuando por fin logró que la nena entrara en una secuencia temporal, la madre se enfermó y hubo que internarla. La nena asociaba la desaparición de su madre (que murió a los dos meses) con un lied de Schubert. Cantaba la música como quien llora a un muerto y recuerda el pasado perdido. Entonces el padre se apoyó en la sintaxis musical de su hija y comenzó a trabajar con el léxico. La nena carecía de referencias, era como enseñarle una lengua extranjera a un muerto. (Como enseñarle una lengua muerta a un extranjero). Decidió empezar a contarle relatos breves. La nena estaba inmóvil, cerca de la luz, en la galería que daba al patio. El padre se sentaba en un sillón y le narraba una historia igual que si estuviera cantando. Esperaba que las frases entraran en la memoria de su hija como bloques de sentido. Por eso eligió contarle siempre la misma historia y variar las versiones. De ese modo, el argumento era un modelo único del mundo y las frases se convertían en modulaciones de una experiencia posible. El relato era sencillo. En su Chronicle of the Kings of England (siglo XII), William de Malmesbury refiere la historia de un joven y potentado noble romano que acaba de casarse. Tras los festejos de la celebración, el joven y sus amigos salen a jugar a las bochas en el jardín. En el transcurso del juego, el joven pone su anillo de casado, porque teme perderlo, en el dedo apenas abierto de una estatua de bronce que está junto al cerco del fondo. Al volver a buscarlo, se encuentra con que el dedo de la estatua está cerrado y que no puede sacar el anillo. Sin decirle nada a nadie, vuelve al anochecer con antorchas y criados y descubre que la estatua ha desaparecido. Le esconde la verdad a la recién casada y, al meterse en la cama esa noche, advierte que algo se interpone entre los dos, algo denso y nebuloso que les impide abrazarse. Paralizado de terror, oye una voz que susurra en su oído:

—Abrázame, hoy te uniste conmigo en matrimonio. Soy Venus y me has entregado el anillo del amor.

La nena, la primera vez, pareció haberse dormido. Estaban al fresco, frente al jardín del fondo. No parecía haber cambios, a la noche se arrastró hacia la pieza y se acurrucó en la oscuridad con su cloqueo de siempre. Al día siguiente, a la misma hora, el padre la sentó en la galería y le contó otra versión de la historia. La primera variante de importancia había aparecido unos veinte años después, en una recopilación alemana de mediados del siglo XII de fábulas y leyendas conocidas con el nombre de Kaiserchronik. Según esta versión, la estatua en cuyo dedo el joven coloca su anillo es una figura de la Virgen María y no de Venus. Cuando trata de unirse con la recién casada, la Madre de Dios se interpone castamente entre los cónyuges, suscitando la pasión mística del joven. Tras abandonar a su mujer, el joven se hace monje y entrega el resto de su vida al servicio de Nuestra Señora. En un cuadro anónimo del siglo XII, se ve a la Virgen María con el anillo en el anular izquierdo y una enigmática sonrisa en los labios.

Todos los días, al caer la tarde, el padre le contaba la misma historia en sus múltiples versiones. La nena que cloqueaba era la anti-Scheherezade que en la noche recibía, de su padre, el relato del anillo contado una y mil veces. Al año la nena ya sonríe, porque sabe cómo sigue la historia y a veces se mira la mano y mueve los dedos, como si ella fuera la estatua. Una tarde, cuando el padre la sienta en el sillón de la galería, la nena empieza a contar ella misma el relato. Mira el jardín y, con un murmullo suave, da por primera vez su versión de los hechos. «Mouvo miró la noche. Donde había estado su cara apareció otra, la de Kenya. De nuevo la extraña risa. De pronto Mouvo estuvo en un costado de la casa y Kenya en el jardín y los círculos sensorios del anillo eran muy tristes», dijo. A partir de ahí, con el repertorio de palabras que había aprendido y con la estructura circular de la historia, fue construyendo un lenguaje, una serie ininterrumpida de frases que le permitieron comunicarse con su padre. Durante los meses siguientes fue ella la que contó la historia, todas las tardes, en la galería que daba al patio del fondo. Llegó a ser capaz de repetir palabra por palabra la versión de Henry James, quizá porque ese relato, «The last of the Valerii», era el último de la serie. (La acción se ha trasladado a la Roma del Risorgimento, en donde una joven y rica heredera americana, en uno de esos típicos enlaces jamesianos, contrae matrimonio con un noble italiano de distinguida alcurnia, pero venido a menos. Una tarde unos obreros que realizan excavaciones en los jardines de la Villa desentierran una estatua de Juno, el Signor Conte siente una extraña fascinación ante esa obra maestra del mejor período de la escultura griega. Traslada la estatua a un invernadero abandonado y la oculta celosamente a la vista de todos. En los días siguientes transfiere gran parte de la pasión que siente por su bella mujer a la estatua de mármol y pasa cada vez más tiempo en el salón de vidrio. Al final la contessa, para liberar a su marido del hechizo, arranca el anillo que adorna el anular de la diosa y lo entierra en los fondos del jardín. Entonces la felicidad vuelve a su vida). Una llovizna suave caía en el patio y el padre se hamacaba en el sillón. Esa tarde por primera vez la nena se fue de la historia, como quien cruza una puerta salió del círculo cerrado del relato y le pidió a su padre que comprara un anillo (anello) de oro para ella. Estaba ahí, canturreando y cloqueando, una máquina triste, musical. Tenía dieciséis años, era pálida y soñadora como una estatua griega. Tenía la fijeza de los ángeles.
(...)
April 1,2025
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Me hubiera gustado leerlo con más detenimiento y ahora siento que debería leerlo otra vez porque es una narrativa circular (como, argumenta el libro, lo son todas las narrativas).

Si uno no sabía que Piglia era crítico literario no le queda otra que enterarse. Es un libro profundamente preocupado por la intertextualidad, por la entidad de la partícula "relato", por las grandes obras literarias, nuestras y extranjeras. También, de manera más sutil quizás, por la historia y por la política. Y por supuesto Buenos Aires juega un papel para nada desdeñable, en constante contraste con "el campo" y Europa en simultáneo. Esa misma estructura que tiene es la que te exige relacionarlo con otros textos, entender esas relaciones como intencionales. La única referencia ausente que me resultó tan enorme que me pareció una referencia en sí misma es La invención de Morel. Por lo demás, en la historia juegan Macedonio, Lugones, Perón y Evita, Juan Moreira, Malatesta y los milicos, y el Martín Fierro, Los siete locos, Crimen y Castigo, La vida breve.

Hoy en día estimo que lo que más llama la atención es la descripción verdadera de lo que es hoy la Inteligencia Artificial. Me pareció fascinante, sí, pero menos que el planteo filosófico mismo del libro, sobre el lenguaje y la creación, la repetición y la restructuración, la vida, la muerte y el recuerdo.

Lo que sí me pasa es que siento que no lo entendí. Por eso me hubiera gustado leerlo con más detenimiento y ahora siento que debería leerlo otra vez porque es una narrativa circular (como, argumenta el libro, lo son todas las narrativas).

Si uno no sabía...
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