Memorii captivante, scrise de un comunist indigest. Un comunist impenitent. Impertinent. Nu are sens să mai adaug alte adjective. Un complice intelectual al crimelor comunismului de pe întreg mapamondul. Orbirea sa voluntară, confruntat cu crimele comunismului. Un idiot util.

Nu poți rămâne comunist după (crimele lui) Stalin, toată așa cum nu mai poate exista loc pentru nazism după Hitler. N-am înțeles niciodată această dublă măsură ce permitea comuniștilor internaționali să-și perpetueze existența execrabilă, dar nazismul și naziștii erau tabu, puși la zid până la vârste înaintate, urmăriți și vânați peste tot etc.

أعترف بأنني قد عشت
لعبارة خطيرة في أفواهنا إذا لم نحتفظ بمدونة رحلات في أدراج مكتباتنا تحمل تواقيعنا في خريف العمر ...
ليست الأهمية في محطات حياة بابلو نيرودا الصاخبة في حياته بقدر ما يودعه كتابه هذا من اكتشافات حضارية و ثقافية للدول التي يتحدث عنها باقتضاب ..
نيرودا يكتب برائحة و طعم ولون و أصوات ...
أنت تحتفظ بمكتبة مشاهير إذا احتفظت بهذا الكتاب في ذاكرتك ....
بابلو نيرودا يؤكد وجوده مخلدا كرحالة أكثر من كونه شاعرا ... كمناضل أكثر منه شخصية أدبية شهيرة تكتب جمالا غير واضح بسبب الترجمة من اللغة الأساسية ... لطالما كنت ولا زلت من مؤيدي الشعر بلغته الأساسية فقط حتى لو لم اتحدثها .
مشكلة الكتاب تكمن فقط في كثرة الأخطاء المطبعية و الجمل الطويلة التي تمتد على مقاطع لا وبل صفحات دون ان تنتهي ...
كم جميل أن ينتهي الإنسان متمما رغباته ومتعته مطمئنا أنه قد عاش كيفما أراد .

Tengo que ponerle una estrella por el momento en el que describe la guerra civil española que está interesante.
Que libro más pesado, una cena con tu cuñado, un menú del día en casa paco, un pedo atravesado comiendo con tu suegra…
Es uno de estos libros que se tienen que aguantar, como un hijo tonto, porque ya lo has pagado, pero en serio no era necesario.

“Confieso que he vivido” son las memorias del poeta chileno Pablo Neruda escritas con una maravillosa prosa que mezcla desgarrado realismo con fragmentos puramente poéticos. Y es una buena elección la del vocablo “memorias” y no “biografía”, porque lo que tenemos en este libro es una colección de vivencias, de anécdotas y pensamientos de su autor que tienen poco que ver con una biografía convencional. De hecho, es difícil hacerse una idea clara de la vida de este premio nobel de literatura sin recurrir a otros medios: he tenido que acudir a la wikipedia para saber, por ejemplo, que se casó tres veces o que tuvo un hijo con hidrocefalia que murió a los ocho años de edad. Es curioso cómo un poeta, una persona cuya obra se basa en los sentimientos, muestra tan poco de sí mismo en sus memorias: no hay apenas referencias a su familia, se menciona al final muy de pasada que se puso el pseudónimo de Pablo Neruda para que su padre no supiera que escribía ya que no quería que fuese poeta, pero es la única brevísima mención a los posibles problemas que pudo tener por esta causa en su niñez; se menciona que fue a la universidad, pero no aparece qué carrera estudió o cómo financió sus estudios viniendo de una familia humilde; su primera mujer ni es mencionada, el nombre de la segunda no aparece más de un par de veces y de pasada, y sólo el nombre de la tercera se menciona en cuatro o cinco ocasiones como mera acompañante en diversos acontecimientos de su vida; ni una mención a su hijo enfermo, ni siquiera al hecho de haber tenido un hijo… Son sólo unos ejemplos de lo que este libro no es, es decir, una biografía del poeta.

Por el contrario, el libro es más bien un relato de hechos y vivencias, unos de más interés que otros cuando se leen hoy en día, pero que se lee de forma global de forma amena y con interés. En el libro encontraremos poéticas descripciones de la araucanía chilena o de los exóticos paisajes por los que fue pasando en su viajera vida (India, Camboya, México…) mezclados con retratos personales de decenas de grandes personajes de la literatura, el arte y la política. A lo largo de las páginas del libro desfilan nombres como César Vallejo, García Márquez, García Lorca, Alberti, Miguel Hernández, Picasso, Ilya Ehrenburg, Paul Valery, Éluard, Aragón… Stalin, Mao Tsé Tung, Castro, Che Gevara, Allende… y decenas y decenas de grandes personajes del siglo XX. De ellos conoceremos anécdotas y las impresiones personales del autor, desde elogios hasta ácidas críticas en algún caso.

En el libro aparece también brevemente, especialmente en su parte final, la política. Procedente de una clase humilde, de espíritu progresista y siempre unido al pueblo, Neruda cayó enamorado de la gran revolución obrera de la primera mitad del siglo XX, el comunismo. Por su afiliación fue perseguido y obligado a vivir en la clandestinidad y finalmente en el exilio, desde donde seguiría prestando su apoyo a nivel internacional al movimiento obrero a través de su poesía. Aunque algo desencantado por la evolución personalista y dictatorial que esta ideología tomaría con el tiempo tanto en la URSS como en China, Neruda fue un gran defensor de la ideología izquierdista durante los momentos más álgidos de la Guerra Fría, y su fama como poeta de izquierdas le llevaría a conocer de primera mano a algunos de los grandes dirigentes comunistas a nivel mundial.

Leído en la actualidad y quizás también por el hecho de ser un lector español, la parte más emocionante del libro es la dedicada a la guerra civil española. Sin apenas detalles, con poco más que el sentimiento que se desprende de las palabras de Neruda al hablar del asesinato de García Lorca, la vida en el Madrid sitiado, la admiración hacia los milicianos en alpargatas y hambrientos que defendían con su vida las obras de arte del palacio de la duquesa de Alba, o el desprecio hacia las bandas de delincuentes disfrazados de anarquistas que imponían su ley y daban “paseos”, le dan a esa parte una emoción especial. Emoción que se convierte en rabia compartida con la del autor cuando se muestra el rechazo de los países “democráticos” hacia los miles de refugiados republicanos que cruzaban desesperados las fronteras con el fin de la guerra civil. En esta y otras ocasiones a lo largo del libro, Neruda no se muerde la lengua para contar cómo el mismo presidente chileno que le había encomendado organizar la evacuación desde Francia de miles de estos refugiados hacia Chile, se hacía el loco días después cuando todo estaba listo para el traslado, ante las presiones recibidas para no acoger a quienes se habían convertido en parias sin patria hacinados en campos de concentración en suelo galo.

Y corto aquí ya porque estoy extendiéndome demasiado. Resumiendo, “Confieso que he vivido” me parece un libro bastante recomendable, algo irregular quizás en cuanto a interés a lo largo de su texto, pero sin llegar a caer en el aburrimiento en ningún momento, mezclado con fragmentos que se leen con avidez. Esta ha sido mi segunda lectura; la primera fue en mi juventud, probablemente con 16 ó 17 años, y me encantó. Veinte años después, no ha llegado ni de lejos a la imagen que tenía de él en mi memoria, pero no me arrepiento de haberlo leído. Y en cualquier caso, tanto en una lectura como en otra he terminado con la misma inquietud: con las ganas de leerme algunos de los libros de poesía de este chileno universal, reconocido como uno de los más grandes poetas contemporáneos a nivel mundial, a pesar de que no he sido nunca un amante de este género literario.

Je me suis rarement aussi investi dans une autobiographie/mémoires. La vie du poète est si riche est empreinte du siècle dernière qu'on a l'impression de lire un roman. On peine à croire tout ce qu'il a vécu.

La langue est magnifique, il y a des fulgurances, des chapitres entiers que l'on voudrait lire et relire. On voyage à travers toute la planète et 50 ns d'histoire. On est au plus près des bouleversements politiques, des grandes idées, du Parti Communiste (dans de nombreux pays).

C'est une leçon d'histoire, de poésie et de littérature.

Mais voilà, Neruda aime bien se mettre en scène, il se répète souvent, et il en oublie les femmes : quelques mentions de Mathilde, quasiment aucune de sa première femme et rien sur sa fille handicapée et abandonnée. Concernant les femmes, il expedie en quelques phrases un vi*l qu'il a commis dans sa vingtaine lors de ses missions diplomatiques en Asie. C'est un peu court jeune homme.

J'aurai adoré encore plus aimer mais c'était déjà très bien. Jamais j'aurai pensé lire 500 pages de mémoires sur un poète tout en prenant autant de plaisir.

Autobiography, yes, but big history, too, for Neruda was a sincere communist who met Mao, Ghandi and was fêted in the U.S.S.R. This poet was consequential; his poems frightened rightest despots. He was jailed by these hysterical non-communists, who at times worked with the U.S. and Chilean fascists. Early on there are amusing youthful exploits among his Chilean college friends. The tale of his mongoose’s encounter with a viper during a diplomatic mission to Sri Lanka (Ceylon) is hilarious. The book is compressed and very fast-paced. His life was enormously eventful. In Bueno Aries he meets Federico García Lorca, in Madrid the goatherd and poetic genius Miguel Hernández and Ramón Gómez de la Serna among others. The sections on the Spanish Civil War (1936-39) mesh nicely with my readings, particularly Hugh Thomas’s exhaustive history of the conflict, George Orwell’s  Homage to Catalonia and Robert Capa’s Heart of Spain. I have the selected poems here, The Poetry of Pablo Neruda, which is 1,000 pages long. A true “collected” might easily run to 2,500 pages, which strikes me as astonishing given the output of most poets. My favorite chapter here, among many excellent chapters, is “Poetry Is an Occupation,” for in it Neruda reveals much about his processes, intentions, influences, critics and literary friends, among them Paul Eluard, Pierre Reverdy, György Somlyó, Salvatore Quasimodo, César Vallejo, and fellow Chilean and Nobelist, Gabriela Mistral. The final pages here were written three days after the CIA-funded assassination of Chilean President Salvador Allende, and eleven days before PN’s own death, at this writing still under investigation by an international team of forensic experts. (Please Google it.)

“I got used to riding on horseback. My world expanded upward and outward along the towering mud trails, over roads with sudden curves. I encountered the tangled vegetation, the silence or the sounds of wild birds, the sudden outburst of a flowering tree dressed in scarlet robes like a gigantic archbishop of the mountains.... Or from time to time, when least expected, the copihue bell-flower, wild, untamable, indestructible, dangling from the thickets like a drop of fresh blood. Slowly I got used to the horse, the saddle, the stiff, complicated riding gear, the cruel spurs jangling at my heels. Along endless beaches or thicketed hills, a communion was started between my spirit— that is, my poetry— and the loneliest land in the world. That was many years ago, but that communion, that revelation, that pact with the wilderness, is still a part of my life.” (p. 18)

“Shyness is a kink in the soul, a special category, a dimension that opens out into solitude. Moreover, it is an inherent suffering, as if we had two epidermises and the one underneath rebelled and shrank back from life. Of the things that make up a man, this quality, this damaging thing, is a part of the alloy that lays the foundation, in the long run, for the perpetuity of the self.” (p. 34)

“What a great language I have, it’s a fine language we inherited from the fierce conquistadors . . . They strode over the giant cordilleras, over the rugged Americas, hunting for potatoes, sausages, beans, black tobacco, gold, corn, fried eggs, with a voracious appetite not found in the world since then . . . They swallowed up everything, religions, pyramids, tribes, idolotries just like the ones they brought along in their huge sacks . . . Wherever they went, they razed our land . . . But words fell like pebbles out of the boots of the barbarians, out of their beards, their helmets, their horseshoes, luminous words that were left glittering here . . . our language. We came up losers . . . We came up winners . . . The carried off the gold and left us the gold . . . They left us the words.” (p. 54)

“Federico García Lorca had a premonition of his death. Once, shortly after returning from a theatrical tour, he called me up and told me about the strange incident. He had arrived with the La Barraca troupe at some out-of-the-way village in Castile and camped on the edge of town. Overtired because of the pressures on the trip, Federico could not sleep. He got up at dawn and went out to wander around alone. . . . He had stopped at the gate of an old estate, the entrance to the immense park of a feudal manor. Its state of abandonment, the hour, and the cold made the solitude even more penetrating. Suddenly Federico felt oppressed as if by something about to happen. . . . A tiny lamb came out to browse in the weeds among the ruins, appearing like an angel out of the mist, out of nowhere, to turn solitude into something human . . . . The poet no longer felt alone. Suddenly a heard of swine also came into the area. . . . Then Federico witnessed a bloodcurdling scene: the swine fell on the lamb and, to the great horror of poet, tore it to pieces and devoured it. . . . Three months before the Civil War, when he told me this chilling story, Federico was still haunted by the horror of it. Later on I saw, more and more clearly, that the incident had been a vision of his own death, the premonition of his incredible tragedy.” (p. 123)

“Curzio Malaparte. . . stated it well in his article, ‘I am not a Communist, but if I were a Chilean poet, I would be one, like Pablo Neruda. You have to take sides here, with the Cadillacs or with the people who have no schooling or shoes.’ These people without schooling or shoes elected me senator on March 4, 1945. I shall always cherish with pride the fact that thousands of people in Chile’s most inhospitable region, the great mining region of copper and nitrate, gave me their vote. Walking over the pampa was laborious and rough. It hasn’t rained for half a century there, and the desert has done its work on the faces of the miners. They are men with scorched features; their solitude and the neglect they are consigned to has been fixed in the dark intensity of their eyes. Going from the desert up to the mountains, entering any needy home, getting to know the inhuman labor these people do, and feeling that the hopes of isolated and sunken men have been entrusted to you, is not a light responsibility.” (p. 166)

“Ilya Ehrenburg, who was reading and translating my poems [into Russian], scolded me: too much root, too many roots in your poems. Why so many? It’s true. The frontier regions sank their roots into my poetry and these roots have never been able to wrench themselves out. My life is a long pilgrimage that is always turning on itself, always returning to the woods in the south, to the forest lost in me. There the huge trees were sometimes felled by their seven-hundred years of powerful life, uprooted by storms, blighted by the snow, or destroyed by fire. I have heard titanic trees crashing deep in the forest: the oak tree plunging down with the sound of a muffled cataclysm, as if pounding with a giant hand on the earth’s doors, asking for burial. But the roots are left out in the open, exposed to their enemy, time, to the dampness, to the lichens, to one destruction after another. Nothing more beautiful than those huge, open hands, wounded or burned, that tell us, when we come across them on a forest path, the secret of the buried tree, the mystery that nourished the leaves, the deep reaching muscles of the vegetable kingdom. Tragic and shaggy, they show us a new beauty: they are sculptures molded by the depths of the earth: nature’s secret masterpieces.” (p. 191)

“What first impressed me in the U.S.S.R. was the feeling of immensity it gives, of unity within that vast country’s population, the movements of the birches on the plains, the huge forest so miraculously unspoiled, the great rivers, the horses running like waves across the wheat fields. I loved the Soviet land at first sight, and realized that not only does it offer a moral lesson for every corner of the globe, a way of comparing possibilities, an ever increasing progress in working together and sharing, but I sense, too, that an extraordinary flight would begin from this land of steppes, which preserved so much natural purity. The entire human race knows that a colossal truth is being worked out there, and the whole world waits eagerly to see what will happen. Some wait in terror, others simply wait, still others believe they can see what is coming.” (p. 194)

“All this persecution came to a head one morning in Naples . . . The police came to my hotel. Using an alleged error in my passport as a pretext, they asked me to accompany them to the prefecture. There they offered me an espresso and informed me that I must leave Italian soil that same day . . . At the station in Rome . . . I was able to make out an enormous crowd from my window. I heard shouting. I saw great commotion and confusion. Armfuls of flowers advanced toward the train, raised over a river of heads. ‘Pablo! Pablo!’ . . . When I went down the car’s steps, elegantly guarded, I became the center of a swirling melee. In a matter of seconds, men and women writers, newsmen, deputies, perhaps close to a thousand persons, snatched me away from the hands of the police. During these dramatic moments I made out a few famous faces. Alberto Moravia and his wife, Elsa Morante, like him a novelist. The eminent painter Renato Guttuso. Other poets. Other painters. Carlo Levi, the celebrated author of Christ Stopped at Eboli, was holding out a bouquet of roses. In the midst of all this, flowers were spilling to the ground, hats and umbrellas flew, fist blows sounded like explosions. The police were getting the worst of it, and I was once more recovered by my friends. During the scuffle I had a glimpse of gentle Elsa Morante striking a policeman on the head with a silk parasol. Suddenly the luggage hand trucks were going by and I saw one of the porters, a corpulent facchino, bring a club down on a policeman‘s back. These were the Roman people backing me up . . . The crowd was shouting: ‘Neruda stays in Rome. Neruda is not leaving Italy! Let the poet stay! Let the Chilean stay! . . .’” (p. 213)

“In Stalin’s case, I have contributed my share to the personality cult. But in those days Stalin had seemed to us the conqueror who had crushed Hitler‘s armies, the savior of all humanity. The deterioration of his character was a mysterious process, still an enigma for many of us. And now, here in plain sight, in the vast expanse of the new China’s land and skies [Neruda was on the Yangtze], once more a man was turning into a myth right before my eyes. A myth destined to lord it over the revolutionary conscience, to put in one man’s grip the creation of a world that must belong to all. I could not swallow that bitter pill a second time.” (p. 237)

كتاب ممل بعض الشيء، يعتبر مهم لمن أحب قصائد الشاعر الكبير بابلو نيرودا فيه الكثير عن بداية حياته وجوانب شخصيته

Qué arrogante hay que ser para escribir semejante autobiografía. Dejé de leerlo cuando llegué al momento en el que admitió que es un violador.

10/10

A nota deste livro estava decidida antes de ler a primeira página.

Se o tivesse lido sem contexto, talvez tivesse desistido a meio e, tendo-o acabado, a nota teria sido 4 estrelas.

Mas este livro veio com contexto, contexto maior do que todos os outros juntos.

Foi-me oferecido pelo meu pai. Leu-o no Norte de Angola, deliberadamente poucas páginas por dia para o fazer durar, num contexto de guerra colonial.

Ofereceu-mo a mim e vi-o oferecê-lo a muitas outras pessoas de quem gostava. E, se calhar fruto da minha imaginação, creio que houve um pouquinho da maneira como este livro está escrito que passou para os deliciosos escritos que nos deixou.

سيرةٌ كنتُ أتهيبُ الولوجَ بعالمِها خوفًا من ضخامتِها، ولم أكنْ أعلمُ حينها أنَّ ضخامتَها هو سرُّ جمالِها وروعتِها.
نيرودا في رحلةِ حياتِه، رحلةِ الزمانِ والمكانِ، رحلةِ تقلباتِ الشعرِ وتطورِه، وتقلباتِ توجهِه السياسي، من الهندِ وسيلان لإسبانيا وباريس، إلى المكسيكِ ورحلةِ النفي عبرَ جبال تشيلي والارجنتين هربا وفَرقًا من اضطهادِ النظامِ. حياةٌ مليئةٌ إلى حدِّ التُخمةِ، مليئةٌ بعذوبةِ الشعرِ، برفقاءِ الحياةِ، في كل بلدٍ يحلُّ بهِ يكسبُ شبكةً من الخلانِ، سيكونون عونًا له في أوقاتٍ، ومصدرَ شؤم في أخرى، في كل هذا تكمنُ حياةُ نيرودا
الأسماءُ تحتل مكانةً غيرَ طبيعيةٍ في فلسفةِ نيرودا، ينظرُ إلى ما ورائِها، يتمتعُ، يتلذذُ بذكرِها، لها طقوسُها الخاصةُ معهُ.
من أجملِ الكتب ِالتي قرأتُها؛ فهي موسيقى ترنُّ بكلِ جملةٍ فيها.

L’édition Folio bilingue de « J’avoue que j’ai vécu » est la première partie des mémoires du poète chilien Pablo Neruda « Confieso que he vivido ». Cette partie présente sa jeunesse jusqu’à ce qu’il soit nommé comme consul à Rangoon au Myanmar. Le texte original et la traduction en français se présentent sur des doubles-pages ce qui rend la lecture facile et agréable. Cette édition bilingue est très réussie et j’ai hâte de découvrir leurs autres ouvrages bilingues traduits de l’espagnol.

La première partie des mémoires de Neruda est à la fois émouvante, poétique et espiègle. Les descriptions de la nature chilienne et de Valparaiso sont les plus poétiques mais aussi les plus difficiles à comprendre en espagnol. J’ai beaucoup aimé aussi la manière rêveuse dont il raconte certains de ces souvenirs les plus insolites comme sa rencontre avec trois soeurs françaises un peu énigmatiques dans une maison au milieu de nulle part ou ses rencontres singulières à Santiago ou Valparaiso.

Dommage qu’il n’existe pas à ce jour de suite à cette édition Folio bilingue pour découvrir le reste des mémoires de Neruda.

„Poezia mea nu a respins nimic din tot ceea ce îi putea îmbogăți debitul. A inclus pasiunea și a cultivat misterul, și-a croit drum în inima poporului. Am fost sortit să sufăr și să lupt, să iubesc și să cânt. Pe lumea asta mi-au fost sortite victoria și înfrângerea, am încercat gustul pâinii și al sângelui. Ce altceva își mai putea dori un poet?"
Ce frumos sună: „Mărturisesc că am trăit", e o pledoarie închinată frumuseții vieții. Și când mă gândesc că Pablo Neruda este un scriitor aproape anonim, deși este un poet laureat al Premiului Nobel pentru Literatură, o figură marcantă a sec XX. Pentru cei care scriu 2 poezii și se cred poeți...citiți-l pe Pablo Neruda!