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“Qué sería este mundo si no fuera un acorde de seres libre?”
No se lleva el 5 porque no es un libro fluido. Es un libro de exaltación de los sentimientos, de belleza poética y romántica. Pero el final se me ha hecho pesado, y no he disfrutado de las metáforas. Es como una sinfonía de Beethoven: repetitiva y evocadora, celestial por su musicalidad, pero a veces carente de un cuerpo y drama propios de las novelas.
Quiero empezar mi reseña con un “ta-ta-ta-taa”:
“¡Calma de la infancia, calma divina! ¡Cuántas veces te contemplo en silencio, amorosamente, y quisiera alcanzarte con el pensamiento!"
Describe maravillosamente al poeta, a Hölderlin, el eterno joven. Hiperión es su salida al mundo, queriendo mantener esa mirada juvenil, o mejor dicho, de convertir al mundo en un espíritu de niño, porque,
“En él hay paz; aún no se ha destrozado consigo mismo. Hay en él riqueza; no conoce su corazón la mezquindad de la vida. Es inmortal, pues nada sabe de la muerte.”
“sólo en la simple limitación de la infancia encontré todavía las melodías puras…”
Hiperión busca ese país ideal de sentimientos divinos y gentes sensibles en su Grecia antigua, busca el ideal del amor en su Diotima, busca su empresa y su destino, y encuentra su final y su caída. Porque la vida le ha corrompido, la experiencia le ha alejado de la inocencia, y sabe que nunca podrá volver a ese tiempo pasado:
“¡Ay, toda esa hermosa vida que debería brotar en él, se consumirá, se destruirá en ti!¡Lo salvaje de la lucha te destrozará, alma hermosa; envejecerás, espíritu feliz! y cansado de la vida preguntarás al fin: ¿dónde estáis ahora, ideales de mi juventud?”
Las metáforas del libro son sublimes. Son precisas, descriptibles y bellas:
“donde el amanecer juega con mil cumbres nevadas”
"alrededor jugaba el viento con las hojas caídas”
“era un inagotable y celestial juego de colores con el que la primavera saludaba a mi corazón ”
“El placentero canto de la primavera acuna mis mortales pensamientos. La plenitud del mundo infinitamente vivo nutre y sacia con embriaguez mi indigente ser”
“¡Somos nosotros, nosotros! Gozamos lanzándonos a la noche de lo desconocido, a la fría extrañeza de algún otro mundo”
“Ya no me consumía en mi propia llama”
“Como el rasguear de la lira de la amada a lo lejos, en el aire callado, cuando todo duerme, así resonaban sus [la primavera] dulce melodías en mi pecho”
“A través de todas las ramas sonreía el sol sagrado, el buen sol, al que nunca nombro sin alegría y agradecimiento, el cual, a menudo, me ha curado con una mirada de mi honda pena y ha purificado mi alma del desaliento y de la preocupación”
“El lenguaje es cosa superflua. Pues lo mejor queda siempre en sí mismo y descansa en su profundidad como la perla en el fondo del mar… ”
De vez en cuando, en medio de las lecturas, me ardía el pecho espontáneamente. Se prendía algo en mi interior. Un afán por hacer y por sentir. Hölderlin es un poeta en busca de un mundo ideal, y en esa búsqueda él mismo se proclama héroe. El destino está por encima suya, y se siente responsable de su mandato.
Qué elevación del alma, qué vocabulario tan divino, y a la vez qué escasez de drama y contenido. Es una inflamación del instinto per se, sin objeto concreto. La sensibilidad de Hölderlin es superior. Sus sentimientos poseen una profundidad infinita.
Pero se siente incomprendido en su Alemania,
“Dichoso el hombre al que una patria floreciente alegra y fortifica su corazón!”
“Y sin tal amor a la belleza, sin tal religión, todo Estado es un flaco esqueleto sin vida ni espíritu, y todo pensamiento y toda acción un árbol sin copa, una columna tronchada”
“Pero ése es un signo de esta época, que la antigua naturaleza heroica sale a mendigar honor y el viviente corazón humano, como un huérfano, se pecosa por una gota de amor.”
Y por eso canta a su Grecia, una Grecia ideal, que sólo existe en él
“no se puede decir exactamente cuando existió ni cuándo desapareció, ¡pero existió, existe, está en ti! Lo que buscas es un tiempo mejor, un mundo más hermoso. Era ese mundo únicamente lo que abrazabas cuando abrazabas a tus amigos…”
“hasta que el espíritu humano, tanto tiempo ausente, surja radiante de los desvaríos y sufrimientos y salude, victorioso, al Éter paterno….”
“y a pesar de los incontables años transcurridos, se apunta todavía en nosotros la nostalgia por los días de aquel mundo originario en que todos recorríamos la tierra como dioses”
“Oh, acoged de nuevo en la familia de los dioses a los hombres que eternamente buscan, a los prófugos. Acogedlos en la patria de la naturaleza, de la que han huido”
Porque Hölderlin no vive en este mundo, está por encima, y su alma busca ese éxtasis divino, esa ebriedad onírica, fuera de la razón
“A menudo alcanzo esa cumbre, Belarmino. Pero un momento de reflexión basta para despeñarme de ella.”
“¡Oh sí! El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona” (Qué paradoja que enloqueciera)
“Oh cielos y Tierra, esto es alegría! Estos son otros tiempos, éste no es el tono de mi siglo pueril, éste no es el suelo donde el corazón del hombre jadea bajo la fusta de su arriero. ¡Sí!¡Sí!, con tu alma magnifica de hombre, tú y yo salvaremos a la patria.
Eso quiero - replicó - o morir”
“Y todo ello era la expresión de una misma sensación de bienestar, todo una sola respuesta a las tiernas caricias de aquel aire lleno de encanto”
“¡Oh sagrado mundo de las plantas, meditamos y buscamos, y sin embargo te tenemos a ti, luchamos con fuerzas mortales para construir lo hermoso, y sin embargo crece sin esfuerzo a nuestro lado!”
“Se refrescaban en tus fuentes, oh naturaleza, en las sagradas alegrías que misteriosamente brotan de tus profundidades y rejuvenecen el espíritu“
Pero obviamente cae cuando el éxtasis se acaba. Todo lo que sube baja, y la exaltación hace explotar al globo
“¡Oh cielos!, exclamé, y toda la vida que había en mí despertó e intentó retener el presente que huía, pero ya estaba lejos, lejos.”
“y mi vida, prematuramente marchita, no quería volver a recobrar nunca más su frescor”
“Las olas del corazón no estallarían en tan bellas espumas ni se convertirían en espíritu si no chocaran con el destino, esa vieja roca muda. Pero también ese impulso va muriendo en nuestro pecho y con él nuestros dioses y su cielo”
“Me encierro en mí mismo como un larva, porque afuera sólo hay invierno; me protejo de la tormenta con los recuerdos más felices”
Aún así, le tengo que agradecer esos momentos de éxtasis, en los que mi alma ha resonado con la suya en sus momentos de ebriedad. El libro ha conseguido agarrarme de la mano y elevarme hacia lo más alto, dejándome vislumbrar las esferas celestes en las que Hiperión se encontraba
“Sí, los poetas tienen razón, no hay nada, por pequeño e insignificante, con lo que no sea posible el entusiasmo.” (Mamma mía)
“y mi pasado suena a menudo en mí como un rasgueo en el que el músico recorre todos los tonos y mezcla entre sí, con un orden oculto, disonancia y armonía”
“y mis sentimientos silvestres se extendían por el suelo sin dirección precisa. Tú sabes cuántos nobles impulsos se pierden en nosotros porque no los empleamos. Yo andaba errante como un alma en pena, aferrándome a todo, siendo aferrado por todo, pero siempre sólo por un momento, y mis fuerzas, inútiles, se agotaban en vano. Sentía que en todas partes me faltaba algo, y sin embargo no lograba encontrar mi meta”
Pero lo que para mí destaca más de este poeta no son ni las metáforas ni los sentimientos puros que describe, sino su heroicidad, en el sentido pleno de la palabra: Está dispuesto a luchar contra la vida y hallar la inmortalidad. Qué ironía que la forma de hacerlo le llevara a perder la cordura:
“El dolor que no tiene igual se produce cuando nuestra vida pierde su significado, cuando el corazón se dice: tienes que morir y nada quedará de ti; no has plantado flor ninguna, ni construido ninguna cabaña que te permita decir: dejo un rastro de mí en la tierra”
“Hubo un tiempo, querido amigo, que mi pecho se encendía también con grandes esperanzas, en que también a mí me golpeaba en los pulsos la alegría de la inmortalidad, en que caminaba entre espléndidos proyectos como en la vasta noche de los bosques, en que, feliz como los peces del océano, penetraba más, cada vez más, en mi futuro sin orillas.”
“Con qué gusto hubiera comprado con sangre un solo momento de la vida de un gran hombre”
“Es una extraña mezcla de felicidad y de melancolía la que sentimos cuando se hace tan evidente que a partir de entonces viviremos siempre una existencia fuera de lo común”
“¡Tienes que descender como el rayo de luz, como la lluvia refrescante, tienes que bajar a la tierra mortal, tienes que iluminar como Apolo, sacudir y vivificar como Júpiter; si no, no eres digno de tu cielo!”
“Estoy tan afectado interiormente, estoy tan exageradamente mortificado, no tengo esperanza ni meta, estoy totalmente deshonrado, y, sin embargo, hay una fuerza en mí, algo indomable, que atraviesa mis huesos con dulces estremecimientos cada vez que lo siento moverse en mí”
“Aquél a quien el destino habla tan fuerte, puede hablarle aún más fuerte al destino, cuanto más profundo es su sufrimiento, más profundo es su poder”
Y por último, para finalizar, una frase profética de su destino:
“El timón ha caído a las olas y el barco, como un niño cogido por los pies, será estrellado contra las rocas”
No se lleva el 5 porque no es un libro fluido. Es un libro de exaltación de los sentimientos, de belleza poética y romántica. Pero el final se me ha hecho pesado, y no he disfrutado de las metáforas. Es como una sinfonía de Beethoven: repetitiva y evocadora, celestial por su musicalidad, pero a veces carente de un cuerpo y drama propios de las novelas.
Quiero empezar mi reseña con un “ta-ta-ta-taa”:
“¡Calma de la infancia, calma divina! ¡Cuántas veces te contemplo en silencio, amorosamente, y quisiera alcanzarte con el pensamiento!"
Describe maravillosamente al poeta, a Hölderlin, el eterno joven. Hiperión es su salida al mundo, queriendo mantener esa mirada juvenil, o mejor dicho, de convertir al mundo en un espíritu de niño, porque,
“En él hay paz; aún no se ha destrozado consigo mismo. Hay en él riqueza; no conoce su corazón la mezquindad de la vida. Es inmortal, pues nada sabe de la muerte.”
“sólo en la simple limitación de la infancia encontré todavía las melodías puras…”
Hiperión busca ese país ideal de sentimientos divinos y gentes sensibles en su Grecia antigua, busca el ideal del amor en su Diotima, busca su empresa y su destino, y encuentra su final y su caída. Porque la vida le ha corrompido, la experiencia le ha alejado de la inocencia, y sabe que nunca podrá volver a ese tiempo pasado:
“¡Ay, toda esa hermosa vida que debería brotar en él, se consumirá, se destruirá en ti!¡Lo salvaje de la lucha te destrozará, alma hermosa; envejecerás, espíritu feliz! y cansado de la vida preguntarás al fin: ¿dónde estáis ahora, ideales de mi juventud?”
Las metáforas del libro son sublimes. Son precisas, descriptibles y bellas:
“donde el amanecer juega con mil cumbres nevadas”
"alrededor jugaba el viento con las hojas caídas”
“era un inagotable y celestial juego de colores con el que la primavera saludaba a mi corazón ”
“El placentero canto de la primavera acuna mis mortales pensamientos. La plenitud del mundo infinitamente vivo nutre y sacia con embriaguez mi indigente ser”
“¡Somos nosotros, nosotros! Gozamos lanzándonos a la noche de lo desconocido, a la fría extrañeza de algún otro mundo”
“Ya no me consumía en mi propia llama”
“Como el rasguear de la lira de la amada a lo lejos, en el aire callado, cuando todo duerme, así resonaban sus [la primavera] dulce melodías en mi pecho”
“A través de todas las ramas sonreía el sol sagrado, el buen sol, al que nunca nombro sin alegría y agradecimiento, el cual, a menudo, me ha curado con una mirada de mi honda pena y ha purificado mi alma del desaliento y de la preocupación”
“El lenguaje es cosa superflua. Pues lo mejor queda siempre en sí mismo y descansa en su profundidad como la perla en el fondo del mar… ”
De vez en cuando, en medio de las lecturas, me ardía el pecho espontáneamente. Se prendía algo en mi interior. Un afán por hacer y por sentir. Hölderlin es un poeta en busca de un mundo ideal, y en esa búsqueda él mismo se proclama héroe. El destino está por encima suya, y se siente responsable de su mandato.
Qué elevación del alma, qué vocabulario tan divino, y a la vez qué escasez de drama y contenido. Es una inflamación del instinto per se, sin objeto concreto. La sensibilidad de Hölderlin es superior. Sus sentimientos poseen una profundidad infinita.
Pero se siente incomprendido en su Alemania,
“Dichoso el hombre al que una patria floreciente alegra y fortifica su corazón!”
“Y sin tal amor a la belleza, sin tal religión, todo Estado es un flaco esqueleto sin vida ni espíritu, y todo pensamiento y toda acción un árbol sin copa, una columna tronchada”
“Pero ése es un signo de esta época, que la antigua naturaleza heroica sale a mendigar honor y el viviente corazón humano, como un huérfano, se pecosa por una gota de amor.”
Y por eso canta a su Grecia, una Grecia ideal, que sólo existe en él
“no se puede decir exactamente cuando existió ni cuándo desapareció, ¡pero existió, existe, está en ti! Lo que buscas es un tiempo mejor, un mundo más hermoso. Era ese mundo únicamente lo que abrazabas cuando abrazabas a tus amigos…”
“hasta que el espíritu humano, tanto tiempo ausente, surja radiante de los desvaríos y sufrimientos y salude, victorioso, al Éter paterno….”
“y a pesar de los incontables años transcurridos, se apunta todavía en nosotros la nostalgia por los días de aquel mundo originario en que todos recorríamos la tierra como dioses”
“Oh, acoged de nuevo en la familia de los dioses a los hombres que eternamente buscan, a los prófugos. Acogedlos en la patria de la naturaleza, de la que han huido”
Porque Hölderlin no vive en este mundo, está por encima, y su alma busca ese éxtasis divino, esa ebriedad onírica, fuera de la razón
“A menudo alcanzo esa cumbre, Belarmino. Pero un momento de reflexión basta para despeñarme de ella.”
“¡Oh sí! El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona” (Qué paradoja que enloqueciera)
“Oh cielos y Tierra, esto es alegría! Estos son otros tiempos, éste no es el tono de mi siglo pueril, éste no es el suelo donde el corazón del hombre jadea bajo la fusta de su arriero. ¡Sí!¡Sí!, con tu alma magnifica de hombre, tú y yo salvaremos a la patria.
Eso quiero - replicó - o morir”
“Y todo ello era la expresión de una misma sensación de bienestar, todo una sola respuesta a las tiernas caricias de aquel aire lleno de encanto”
“¡Oh sagrado mundo de las plantas, meditamos y buscamos, y sin embargo te tenemos a ti, luchamos con fuerzas mortales para construir lo hermoso, y sin embargo crece sin esfuerzo a nuestro lado!”
“Se refrescaban en tus fuentes, oh naturaleza, en las sagradas alegrías que misteriosamente brotan de tus profundidades y rejuvenecen el espíritu“
Pero obviamente cae cuando el éxtasis se acaba. Todo lo que sube baja, y la exaltación hace explotar al globo
“¡Oh cielos!, exclamé, y toda la vida que había en mí despertó e intentó retener el presente que huía, pero ya estaba lejos, lejos.”
“y mi vida, prematuramente marchita, no quería volver a recobrar nunca más su frescor”
“Las olas del corazón no estallarían en tan bellas espumas ni se convertirían en espíritu si no chocaran con el destino, esa vieja roca muda. Pero también ese impulso va muriendo en nuestro pecho y con él nuestros dioses y su cielo”
“Me encierro en mí mismo como un larva, porque afuera sólo hay invierno; me protejo de la tormenta con los recuerdos más felices”
Aún así, le tengo que agradecer esos momentos de éxtasis, en los que mi alma ha resonado con la suya en sus momentos de ebriedad. El libro ha conseguido agarrarme de la mano y elevarme hacia lo más alto, dejándome vislumbrar las esferas celestes en las que Hiperión se encontraba
“Sí, los poetas tienen razón, no hay nada, por pequeño e insignificante, con lo que no sea posible el entusiasmo.” (Mamma mía)
“y mi pasado suena a menudo en mí como un rasgueo en el que el músico recorre todos los tonos y mezcla entre sí, con un orden oculto, disonancia y armonía”
“y mis sentimientos silvestres se extendían por el suelo sin dirección precisa. Tú sabes cuántos nobles impulsos se pierden en nosotros porque no los empleamos. Yo andaba errante como un alma en pena, aferrándome a todo, siendo aferrado por todo, pero siempre sólo por un momento, y mis fuerzas, inútiles, se agotaban en vano. Sentía que en todas partes me faltaba algo, y sin embargo no lograba encontrar mi meta”
Pero lo que para mí destaca más de este poeta no son ni las metáforas ni los sentimientos puros que describe, sino su heroicidad, en el sentido pleno de la palabra: Está dispuesto a luchar contra la vida y hallar la inmortalidad. Qué ironía que la forma de hacerlo le llevara a perder la cordura:
“El dolor que no tiene igual se produce cuando nuestra vida pierde su significado, cuando el corazón se dice: tienes que morir y nada quedará de ti; no has plantado flor ninguna, ni construido ninguna cabaña que te permita decir: dejo un rastro de mí en la tierra”
“Hubo un tiempo, querido amigo, que mi pecho se encendía también con grandes esperanzas, en que también a mí me golpeaba en los pulsos la alegría de la inmortalidad, en que caminaba entre espléndidos proyectos como en la vasta noche de los bosques, en que, feliz como los peces del océano, penetraba más, cada vez más, en mi futuro sin orillas.”
“Con qué gusto hubiera comprado con sangre un solo momento de la vida de un gran hombre”
“Es una extraña mezcla de felicidad y de melancolía la que sentimos cuando se hace tan evidente que a partir de entonces viviremos siempre una existencia fuera de lo común”
“¡Tienes que descender como el rayo de luz, como la lluvia refrescante, tienes que bajar a la tierra mortal, tienes que iluminar como Apolo, sacudir y vivificar como Júpiter; si no, no eres digno de tu cielo!”
“Estoy tan afectado interiormente, estoy tan exageradamente mortificado, no tengo esperanza ni meta, estoy totalmente deshonrado, y, sin embargo, hay una fuerza en mí, algo indomable, que atraviesa mis huesos con dulces estremecimientos cada vez que lo siento moverse en mí”
“Aquél a quien el destino habla tan fuerte, puede hablarle aún más fuerte al destino, cuanto más profundo es su sufrimiento, más profundo es su poder”
Y por último, para finalizar, una frase profética de su destino:
“El timón ha caído a las olas y el barco, como un niño cogido por los pies, será estrellado contra las rocas”