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4, 5 estrellas, que redondeo al alza por lo apabullante que es esta novela.
"Chorrocientos" años después vuelvo a leer esta novela, y me ha gustado muchísimo más que la primera vez que lo hice. Tal vez porque la primera vez que la leí era escandalosamente joven, y aunque me gustó, no tenía ni la madurez ni los conocimientos suficientes (no había leído lo suficiente... aunque soy una ratita de biblbioteca desde que era una niña) como para apreciarla adecuadamente.
Y yo misma, en ese momento, fui consciente de que me estaba perdiendo muchas cosas, y que tendría que releerla más adelante, cuando supiera más, cuando hubiera vivido más y, sobre todo, cuando hubiera leído muchísimo más.
Creí que el momento había llegado y la verdad es que la novela me ha dejado abrumada: abrumada por la vasta cultura de Eco, maravillada por la habilidad con la que logra una narración utilizando el estilo narrativo y la manera de expresarse de la Edad Media, fascinada por todo lo que cuenta y también sorprendida conmigo misma por estar disfrutando párrafos y más párrafos sobre teorías filosóficas, teológicas, sobre lingüística y semiótica... no nos engañemos, he entendido mucho más que cuando lo leí la primera vez, pero siendo honesta aún había cosas que leía interesadísima, pero que no tengo claro si realmente las he acabado de comprender.
Pero eso también ha sido parte de la fascinación que ha ejercido en mí la narrativa de Eco, que me ha hecho pensar y pensar sobre temas que, la verdad, no se encuentran entre mis prioridades del día a día.
Aunque "El nombre de la rosa" es una novela que aborda muchísimos temas, como ese laberinto que está tan presente a lo largo de toda la historia, creo que es, eminentemente, una novela histórica. Y el propio autor, en sus "Apostillas a El nombre de la rosa" hace hincapie en que no es una novela de intriga o detectivesca... o no solamente eso.
Como novela histórica funciona muy bien, como novela de intriga también... pero debo decir que le falla el ritmo al final. Cuando nos acercamos al final del misterio el ritmo debería ser trepidante, vertiginoso, y aquí se ve lastrado por el recurso que utiliza Umberto Eco durante toda la novela de intercalar el estilo retórico propio de la Edad Media y estilo recitativo. Especialmente significativa es el capítulo entero dedicado al sueño de Adso de Melk, ya casi al final de la novela: se me hizo francamente pesado, aunque entiendo perfectamente por qué lo utiliza el autor.
De hecho, este fallo del ritmo es el que me hace decantarme por quitarle ese medio punto a una novela que, por lo demás, es redonda.
En definitiva, que es una novela que me ha encantado, sigo alucinada con lo cultísimo que era Umberto Eco y debo decir que no solamente ha mejorado con la relectura sino que, por lo que a la faceta de novela de intriga se refiere, resiste perfectamente un revisionado, pese a conocer el desenlace.
Quisiera hacer una mención especial a esta excelente edición que he leído yo, de editorial Lumen, en la que, además de la propia novela en sí, incluye las "Apostillas a El nombre de la rosa" que Umberco Eco publicó unos años después de su novela, y en la que va contando su proceso creativo y da algunas explicaciones de cómo la concibió... y no puede ser más interesante.
La traducción también me ha parecido muy acertada. Eso sí, respeta la voluntad original del autor y conserva en su idioma original (mayoritariamente latín) todos los pasajes de la novela que Eco no escribió en italiano. Y no, no hay notas a pie de página.
Como yo el latín (que se me daba muy bien) ya lo tengo bastante oxidado, con lo que palabras o frases breves podía entenderlas, pero párrafos o frases extensos no (y ya no digamos algunos pasajes en alemán) encontré en internet varias páginas donde tienen traducidos al castellano todos los pasajes, y creo que es muy útil e interesante, ya que enriquece la lectura.
"Chorrocientos" años después vuelvo a leer esta novela, y me ha gustado muchísimo más que la primera vez que lo hice. Tal vez porque la primera vez que la leí era escandalosamente joven, y aunque me gustó, no tenía ni la madurez ni los conocimientos suficientes (no había leído lo suficiente... aunque soy una ratita de biblbioteca desde que era una niña) como para apreciarla adecuadamente.
Y yo misma, en ese momento, fui consciente de que me estaba perdiendo muchas cosas, y que tendría que releerla más adelante, cuando supiera más, cuando hubiera vivido más y, sobre todo, cuando hubiera leído muchísimo más.
Creí que el momento había llegado y la verdad es que la novela me ha dejado abrumada: abrumada por la vasta cultura de Eco, maravillada por la habilidad con la que logra una narración utilizando el estilo narrativo y la manera de expresarse de la Edad Media, fascinada por todo lo que cuenta y también sorprendida conmigo misma por estar disfrutando párrafos y más párrafos sobre teorías filosóficas, teológicas, sobre lingüística y semiótica... no nos engañemos, he entendido mucho más que cuando lo leí la primera vez, pero siendo honesta aún había cosas que leía interesadísima, pero que no tengo claro si realmente las he acabado de comprender.
Pero eso también ha sido parte de la fascinación que ha ejercido en mí la narrativa de Eco, que me ha hecho pensar y pensar sobre temas que, la verdad, no se encuentran entre mis prioridades del día a día.
Aunque "El nombre de la rosa" es una novela que aborda muchísimos temas, como ese laberinto que está tan presente a lo largo de toda la historia, creo que es, eminentemente, una novela histórica. Y el propio autor, en sus "Apostillas a El nombre de la rosa" hace hincapie en que no es una novela de intriga o detectivesca... o no solamente eso.
Como novela histórica funciona muy bien, como novela de intriga también... pero debo decir que le falla el ritmo al final. Cuando nos acercamos al final del misterio el ritmo debería ser trepidante, vertiginoso, y aquí se ve lastrado por el recurso que utiliza Umberto Eco durante toda la novela de intercalar el estilo retórico propio de la Edad Media y estilo recitativo. Especialmente significativa es el capítulo entero dedicado al sueño de Adso de Melk, ya casi al final de la novela: se me hizo francamente pesado, aunque entiendo perfectamente por qué lo utiliza el autor.
De hecho, este fallo del ritmo es el que me hace decantarme por quitarle ese medio punto a una novela que, por lo demás, es redonda.
En definitiva, que es una novela que me ha encantado, sigo alucinada con lo cultísimo que era Umberto Eco y debo decir que no solamente ha mejorado con la relectura sino que, por lo que a la faceta de novela de intriga se refiere, resiste perfectamente un revisionado, pese a conocer el desenlace.
Quisiera hacer una mención especial a esta excelente edición que he leído yo, de editorial Lumen, en la que, además de la propia novela en sí, incluye las "Apostillas a El nombre de la rosa" que Umberco Eco publicó unos años después de su novela, y en la que va contando su proceso creativo y da algunas explicaciones de cómo la concibió... y no puede ser más interesante.
La traducción también me ha parecido muy acertada. Eso sí, respeta la voluntad original del autor y conserva en su idioma original (mayoritariamente latín) todos los pasajes de la novela que Eco no escribió en italiano. Y no, no hay notas a pie de página.
Como yo el latín (que se me daba muy bien) ya lo tengo bastante oxidado, con lo que palabras o frases breves podía entenderlas, pero párrafos o frases extensos no (y ya no digamos algunos pasajes en alemán) encontré en internet varias páginas donde tienen traducidos al castellano todos los pasajes, y creo que es muy útil e interesante, ya que enriquece la lectura.