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Un libro de misceláneas en miniatura: sus páginas están pobladas por microrrelatos, pequeñas anécdotas, poemas en prosa, algunas reflexiones bienintencionadas y textos menos fáciles de clasificar. En ellos, Galeano escribe sobre la magia de la palabra, sobre el poder del arte, sobre la belleza de las cosas más pequeñas, sobre la condición humana y sobre las dificultades y los frutos del contexto social que le tocó. Y lo hace con una prosa simple pero exquisita.
Leer a Galeano era un pendiente que venía postergando desde hace mucho (no sé por qué, pero no por cuestiones políticas, quizás por flojera). Y este libro en particular no me llamaba la atención: me parecía que su título era cursi y que no prometía nada interesante. Y me alegro de haberme equivocado. Es un libro para disfrutar de a tragos cortos, cerrándolo cada tanto para paladear lo leído, a veces con una sonrisa, a veces con un nudo en el corazón, casi siempre conmovido.
Leer a Galeano era un pendiente que venía postergando desde hace mucho (no sé por qué, pero no por cuestiones políticas, quizás por flojera). Y este libro en particular no me llamaba la atención: me parecía que su título era cursi y que no prometía nada interesante. Y me alegro de haberme equivocado. Es un libro para disfrutar de a tragos cortos, cerrándolo cada tanto para paladear lo leído, a veces con una sonrisa, a veces con un nudo en el corazón, casi siempre conmovido.