Age of Iron

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In Cape Town, South Africa, an old woman is dying of cancer. A classics professor, Mrs. Curren has been opposed to the lies and brutality of apartheid all her life, but has lived insulated from its true horrors. Now she is suddenly forced to come to terms with the iron-hearted rage that the system has wrought. In an extended letter addressed to her daughter, who has long since fled to America, Mrs. Curren recounts the strange events of her dying days. She witnesses the burning of a nearby black township and discovers the bullet-riddled body of her servant's son. A teenage black activist hiding in her house is killed by security forces. And through it all, her only companion, the only person to whom she can confess her mounting anger and despair, is a homeless man, an alcoholic, who one day appears on her doorstep. Brilliantly crafted and resonant with metaphor, Age of Iron is "a superbly realized novel whose truths cut to the bone." ( The New York Times Book Review )

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April 25,2025
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IO ACCUSO COLORO CHE HANNO DATO VITA A QUESTO TEMPO



Li accuso di aver profanato la mia vita proprio come un ratto o uno scarafaggio profana il cibo senza neppure mangiarlo, semplicemente camminandoci sopra, annusandolo, insozzandolo.

Un libro straziante composto da un artista che allo strazio non concede campo, che usa scrittura asciutta e limata, finanche all’eccesso, adotta un tono saldo, presenta personaggi non facili da amare, gente che è come il ferro del titolo, dura rigida cruda non simpatica, ma umana così tanto umana.
Gente che si sa spogliare.



Un diario sotto forma di lettera, una lunga lettera della madre malata terminale alla figlia che se ne è andata lontano, ha lasciato il paese tanti anni prima per trasferirsi dall’altra parte di un oceano, sposarsi, avere figli, mettere famiglia, e nuove radici.

Una lettera per cercare di annullare la distanza.
La storia dell’anima di Elizabeth Curren (impossibile non andare con la mente a Elizabeth Costello).
Un’anima che è come un museo.
Un museo dove le etichette sono andate perdute.

La figlia non parla, non ha voce, la madre fa il lavoro per entrambe: parla della vita, del mondo, dell’essere mamma, del Sudafrica, magnifico tormentato paese col nome più insulso che si potesse scegliere (pensare che tutto intorno ai suoi confini è un fiorire di nazioni dai nomi magici ed evocativi).



Un vagabondo che appare all’inizio del romanzo, Vercueil, funziona come l’ospite nel ‘Teorema’ di Pasolini: apre gli occhi alla protagonista, è l’inizio della presa di coscienza, attiva il racconto.
Vercueil puzza d’alcol e di sporco, e non parla mai a sproposito. E’ un angelo, un messaggero, un catalizzatore…?
Incontrandolo, Elizabeth trova energia e scopo: pur se debole e limitata dalla malattia, inizia a intervenire nella realtà che la circonda (con effetti comunque maldestri), si riscatta dalla cieca indifferenza che l’ha anestetizzata per tutta la vita più dei farmaci che è costretta a prendere per sopire il dolore del cancro e tenere lontana la morte.



Il cancro della donna è la metafora del cancro del paese, della sua violenza?
La fuga della figlia negli Stati Uniti è la metafora della lontananza che la donna per tutta la vita ha mantenuto dalla realtà della sua terra?
La debolezza di Elizabeth malata rispecchia la debolezza di coscienza di Elizabeth cittadina del Sudafrica?
La vergogna che il suo corpo malato le genera è l’allegoria della vergogna dei bianchi razzisti?

Si potrebbe continuare a elencare rimandi e analogie, a sviscerare la stratificazione di questa narrazione: e sempre, alla fine, rimarrebbe questo gran bel romanzo, duro e scarnificato come è tradizione del miglior Coetzee.

April 25,2025
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Niego tajantemente cualquier relación que pudiera establecerse entre la publicación de mi comentario y el Premi Llibreter que le acaban de conceder a esta novela los libreros de Cataluña.


n   “Ser buena persona ya no basta… la época pide heroísmo.” n
Años del apartheid en Sudáfrica, concretamente durante la dura represión de los disturbios raciales que se produjeron en 1986. La anciana señora Curren, sola y enferma de cáncer, va a ver toda su vida puesta patas arriba.
n   “¡Qué feos nos estamos volviendo, por culpa de ser incapaces de pensar bien de nosotros mismos!” n
El mismo día que recibe la noticia de su cáncer, la señora Curren empieza a escribir, a modo de testamento, una larga carta a su hija ausente que esta recibirá a su muerte. La carta es la novela.
n   “La muerte es la única verdad que queda. La muerte es una idea que no puedo soportar.” n
En la carta le cuenta, al mismo tiempo que reflexiona sobre sí misma, sus problemas con la vejez, con su mortal y dolorosa enfermedad…
n   “Todos los días lo intento de nuevo, con una esperanza parpadeando en mi corazón que en este único caso, en mi caso, puede haber sido una equivocación. Y todos los días me detengo delante de la misma pared vacía: muerte, olvido. El doctor Syfret en su consulta: «Tenemos que afrontar la verdad». En otras palabras: tenemos que mirar la pared. Pero él no: yo.” n
… el consuelo que es pensar en ella, aunque esté lejos. Le escribe sobre la situación del país, esa situación por la que ella huyó a Norteamérica, esa situación que parece no tener futuro.
n   “Lo que me da miedo son las pandillas de merodeadores, los chavales de modales hoscos, ávidos como tiburones, sobre los cuales ya empiezan a ceñirse las primeras sombras de la cárcel…Y al otro lado... sus primos blancos también con un alma atrofiada, cada vez más envueltos en sus capullos somníferos… Vidas transcurridas en el interior de jardines amurallados guardados por bulldogs.” n
También le cuenta que ha conocido al amigo del hijo de su asistenta, uno de esos chavales de modales oscos, un chico de hierro propio de esta edad de hierro, “una época de normas que se aplican de forma inapelable, sin tiempo para pensar en excepciones, para la compasión”… uno de esos nuevos puritanos, que defienden la norma caiga quien caiga.
n   “Me dijiste que admirabas a la generación de tu hijo porque no tienen miedo de nada. Ten cuidado: puede que empiecen por no preocuparse de sus propias vidas y terminen por no importarles la de los demás.” n
Y sobre todo le habla de Vercueil, un sintecho que encontró tumbado junto a un perro en su patio, medio borracho, oliendo mal, estorbando el paso, un indigente al que “ya no le importa nada y no le importa a nadie”, que no pide ayuda ni agradece la que le dan.
n   “No quiero morir en el estado en que me encuentro, en un estado de fealdad. Quiero que me salven. ¿Cómo puedo salvarme? Haciendo lo que no quiero hacer… tengo que querer, en primer lugar, a quien no se pueda querer…pero no puedo encontrar el deseo de amarlo, de querer amarlo, de querer querer amarlo.” n
La carta y la novela será el desarrollo del proceso de la señora Curren de aceptación incondicional del otro, del diferente, del que se mueve al margen de las leyes y costumbres establecidas. Un proceso que correrá paralelo al descubrimiento de la situación en la que se encuentra su país…
n   “He pensado en los ojos abiertos del chico. He pensado: ¿qué fue lo último que vio en este mundo? He pensado: esto es lo peor que he visto en la vida. Y he pensado: ahora tengo los ojos abiertos y nunca más podré cerrarlos…¿Una muñeca? ¿La vida de una muñeca? ¿Es eso lo que he vivido?” n
Un despertar que irá cambiando también la actitud hacia su hija, que irá cambiando el tono de la carta proyectando en ella la rabia que siente ante su muerte: “Te acuso de haberme abandonado”. Un abandono paralelo al que hizo a su país, al que hicieron tantos que no tuvieron la valentía y la capacidad de sacrificio de luchar por sus gentes en circunstancias tan desalmadas.
n   “Es a través de mis ojos que ves. La voz que habla en tu mente es la mía. Solamente a través de mí puedes estar en estas llanuras desoladas, oler el humo en el aire, ver los cuerpos de los muertos, oír el llanto, estremecerte bajo la lluvia. Son mis pensamientos los que tú tienes, es mi desesperación la que sientes…”n
Coetzee utiliza el cáncer como una metáfora individual, pero también como una metáfora colectiva que ha tomado muchas formas a lo largo de la historia de la humanidad, que nos sigue royendo por dentro hoy en día, puede que en la forma más virulenta de los últimos años. Por eso creo, como recoge la cita de Jordi Llovet en la contraportada del libro, que “La edad de hierro es una novela de una belleza rara, diría incluso que existe la extraña necesidad de esta novela”.
n   “Así es como empieza el cáncer: el cuerpo se vuelve maligno de tanto sentir asco de sí mismo y empieza a roerse a sí mismo"n
A falta de una (necesaria) relectura de «Desgracia», y a pesar de que soy mucho menos optimista sobre las posibilidades del género humano que Coetzee, esta Edad de hierro pasa a ser mi novela preferida del autor.
April 25,2025
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At the end, when it's time to cross over, what form will the angel take? And will you still see it all clearly?

Mrs. Curren lives alone in South Africa. Her husband left her many years ago and has since died. Her daughter left too, gone to America, promising never to return to the troubled land. So Mrs. Curren is quite alone when she finds out she has cancer and will soon die. That same day, she finds a vagrant outside her house, reeking of urine and decay, sleeping off a drunk under plastic and cardboard.

So, Mrs. Curren writes a long letter to her daughter, a real-time letter mostly, a four-movement symphony in a minor key. She invites the vagrant, Mr. Vercueil, into her home. He will test her, with his foul smell, his alcoholism, his bluntness; but he promises, reluctantly, and not convincingly, that he will mail the letter after she is gone.

Mrs. Curren writes: We embrace to be embraced.

And Mrs. Curren writes: We sicken before we die so that we will be weaned from our bodies.

And: Heaven. I imagine heaven as a hotel lobby with a high ceiling and the Art of Fugue coming softly over the public-address system. Where one can sit in a deep leather armchair and be without pain. A hotel lobby full of old people dozing, listening to the music, while souls pass and repass before them like vapors, the souls of all. A place dense with souls. Clothed? Yes, clothed, I suppose; but with empty hands. A place to which you bring nothing but an abstract kind of clothing and the memories inside you, the memories that make you. A place without incident. A railway station after the abolition of trains. Listening to the heavenly unending music, waiting for nothing, paging idly through the store of memories.

So, if Bach is played in heaven, what about.......? I am afraid of going to hell and having to listen to Die stem for all eternity

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I think I was about eleven years old when my teacher wrote the word "Thanksgiving" on the blackboard (how appropriately seasonal of me) and instructed us to take 15 minutes and try to write down all the words we could create out of the letters in that large word. You know, like: thank, thanks, in, giving, etc. Now it turns out that like all great idiot savants I can do one thing unusually well. It would have been nice if my talent was playing the piano or memorizing playing cards in blackjack. But no, my talent was creating words out of the letters of 'Thanksgiving'. Not exactly the kind of cocktail party trick which can get one laid. I had filled several pages when the time ended. Instead of praise, however, the teacher was genuinely pissed and accused me of cheating. Which, I thought un-Christian of Sister Mary William. I'll bet she hated Rainman, if she ever got to watch it.

I mention this personal quirk because, although good perhaps at that one useless thing, I fairly suck at anagrams. Coetzee asks the reader to consider anagrams for three characters: Mrs. Curren, Mr. Vercueil, and Mr. Thabane. I came up blank, so any help that someone good at anagramming can render would be appreciated. I do know that at one point Coetzee dashes off words made from 'Vercueil' which are apt and no coincidence: live, cure, veil. I liked that.

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I've read other works of Coetzee, including his Booker-winning Disgrace, but was largely underwhelmed.

This, though. This is good.

April 25,2025
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Una delicia de prosa.

Un libro lleno de sentimientos.

¿Cómo puede ser que una novela tan deprimente te atrape?

***** CONTIENE LIGERO SPOILER *****

Una mujer sola, a la que le acaban de diagnosticar un cáncer, cuya única hija hace años que se marchó a Estados Unidos y no la ha vuelto a ver. Aunque mantengan cierto contacto telefónico, no son conversaciones totalmente sinceras y profundas por parte de nuestra protagonista, que decide escribir una carta que debe ser entregada a su hija después de morir.

Bajo este paraguas, la protagonista nos habla de una enfermedad que va avanzando, que cada día se vuelve más dolorosa y la va incapacitado, de los sentimientos hacia una hija, del resentimiento de estar sola, sin una hija que ha rehecho su vida lejos y no la ha vuelto a ver -se ama a quién está cerca-, pero también nos habla del apartheid, un régimen que ella heredó, que ha vivido un poco desde la distancia, sin involucrarse, desde una posición privilegiada de mujer blanca, profesora jubilada de latín -una lengua muerta-, que vive en una gran casa, hasta que ciertos hechos le hacen tomar consciencia, en especial, cuando entra en uno de los suburbios y ve, con sus propios ojos, el resultado de las matanzas por las revueltas/protestas estudiantiles -una lucha que dirigen los mayores, pero mueren los jóvenes-. Un punto de inflexión más en una vida que se agota por el cáncer -una enfermedad que se ha originado en su cuerpo por todo lo que ha callado-.

Y junto a todo esto, se establece una relación especial con un vagabundo -supuestamente, de raza blanca, pero no recuerdo que lo especifique-, alguien fuera del sistema, podría entenderse como otro polo opuesto a ella, por el status y lo que ella representa en la sociedad. Un borracho asqueroso, sucio, sin hogar, ...

Un libro duro, deprimente, a veces lleno de rabia o resentimiento, otras de aceptación. Tal vez esperaba encontrar menos sentimientos y más hechos, más sobre la situación de Sudáfrica -aunque entrelíneas cuenta bastante- y no estar tan centrado en la protagonista. Y aún así, he disfrutado con la maestría de la prosa de Coetzee. Un libro corto, aunque intenso.

No descarto leer algún otro libro del autor, pero conociéndole haya que buscar el momento apropiado.

Valoración: 8/10
Lectura: mayo 2021
April 25,2025
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I always seem to be moved by Coetzee from page 1 onwards, because as no other author he knows how to bring to life the fragility of human life, of human institutions and of civilization. In this book we see the elder Mrs Curren, a former teacher of classic languages (the summum of civilization?) arriving home, on the day she has been told she has terminal cancer. She stumbles upon a shabby homeless man near her house, and at first tries to drive him out. But, in a fatalistic mood, she comes to accept him around her and even adopt him as a kind of guardian angel. This story line is interwooven with that of the struggle against apartheid in South-Africa (as far as I know it's the first time Coetzee explicitly mentions apartheid in his novels), in which Mrs Curren becomes involved through the son of her black maid. In both story lines all certainties vanish, and with Mrs Curren we must come to the conclusion that there are no real, unequivocal answers to the spiral in which an individual life (that of mrs Curren) or a country (South-Africa) is pulled downwards. Unless, perhaps, a little human warmth, a little civilty, a little humanity.

This is not the best work of Coetzee, because a bit too preachy and not quite realistic in the monologues Mrs. Curren delivers. But even though the apartheidsregime has been gone for more than 20 years now, the issues Coetzee deals with regarding humanity and barbarism remain - alas! - quite up-to-date.
April 25,2025
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Breakdown of interpersonal relationships, values and family. Ruthlessness and exclusion, pervasive cult of strength and youth. We all are living in the age of iron.

This novel is like a cry of despair. Coetzee speaks with the voice of a dying woman, gradually disinherited from her body, home and country, excluded from the title age of iron, from the age of the young and the strong. He writes about disintegration of the body and mind and decline of morality. Stigmatizes abomination of apartheid painting a landscape of violence and hatred.

But at the same time it is a parable of love. The classics professor and homeless tramp. It is hard to imagine more mismatched pair. Novel, written in the form of letter to daughter no offers any easy consolation. Love is neither triumphant nor soothing feeling. Love is an obligation .

One must love what is nearest. One must love what is to hand, as a dog loves.
April 25,2025
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"Bambini di ferro, ho pensato. Florence, lei stessa di ferro. L'età del ferro. Dopodichè segue l'età del bronzo.
Quanto, quanto tempo ci vorrà ancora, prima che ritornino secondo il loro ciclo ere più tranquille, l'età dell'argilla, l'età della terra? Una matrona sparatana, dal cuore di ferro, che concepisce alla nazione figli guerrieri. 'Siamo orgogliosi di loro'. Noi. Torna a casa con lo scudo oppure sopra lo scudo.
E io? Da che parte sta il mio cuore in tutto questo? La mia unica figlia è lontana migliaia di chilometri, al sicuro, presto io sarò cenere e fumo, e allora cosa significa per me che è venuto il tempo in cui i bambini disprezzano l'infanzia, in cui i bambini si addestrano a vicenda a non sorridere mai, a non piangere mai, a sollevare i pugni in aria come martelli?"


Sudafrica: siamo in pieno periodo dell'apartheid, separazione: che brutta parola. Un'anziana signora sola scopre di essere malata gravemente e di non avere più tanto da vivere e in quello stesso giorno incontra "per caso" un uomo, un perdigiorno, un ubriacone, un diseredato e una scintilla scocca nella mente della signora. Allora prende la decisione di scrivere una lunga lettera per la sua unica figlia, ormai lontana, per raccontarle...

Primo romanzo letto dell'autore ed è stata una lettura di una intensità, a tratti "insopportabile", un'emozionalità mai letta e provata prima, in un'opera letteraria. Avrei voluto ritrascrivere per intero tutto il romanzo, ogni parola, ogni frase è uno spunto di riflessione, è una freccia dritta al cuore. Non si può rimanere indifferenti ad opere di questo calibro. Nobel per la letteratura? Credo, anzi sono sicuro sia meritatissimo, è vero che è il primo libro che leggo, ma basterebbe solo questo a decretare Coetzee uno scrittore formidabile!

"Tucidide ha scritto di gente che ha fissato delle regole e le ha rispettate. Seguendo le regole essi hanno condannato a morte varie categorie di nemici, senza eccezione. Quelli che morivano sentivano, che si stava compiendo un errore [...] Una parola di protesta: io, l'eccezione.
Erano davvero l'eccezione? La verità è che se ci venisse concesso il tempo di spiegare, tutti saremmo pronti a dichiararci eccezioni. Perchè ciascuno di noi è un caso a sè. Tutti meritiamo il beneficio del dubbio."

"La televisione. Perchè la guardo? Tutte le sere la sfilata dei politici: mi basta vedere quelle grosse facce inespressive, così familiari dai giorni dell'infanzia, per sentirmi depressa e nauseata.[...] Ciò che li assorbe è il potere e la fascinazione del potere. [...] E il loro messaggio stupidamente uguale, stupidamente uguale in eterno. La loro prodezza, [...] sta nell'aver fatto della stupidità una virtù."


https://www.youtube.com/watch?v=0TC_-...
April 25,2025
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Apartheid dönemindeki Güney Afrika’da ölmek üzere olan bir kadının kızına duyduğu iç yakıcı özlem, rejimin acımasızlığı, ırkçılıktan tiksindirten, baş karakterin kelimelerinin yer yer dövdüğü, fazla empati yapmaktan yorgun düşüren, çok hayran olunan, bir o kadar da okurken minimum etkilenmek için yer yer hızlı okuma yaptıran bir kitap oldu. Çok vurucu! Bitirdiğim gece Elizabeth’i rüyamda gördüm
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