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Hemos leído Aliento, ojos, memoria en el Club de lectura de La librería Ambulante.
Inciso: El cofre de Adviento de La librería ambulante ha sido u-na-pa-sa-da. Cada día amanecíamos con la ilusión de hacer una prueba o abrir un regalito… ¡Muchas risas en Telegram! Estoy a 863 kilómetros de la calle Barrau en Sevilla, pero es imposible sentirme más cerca de la familia ambulante. Fin del inciso.
Edwidge Danticat comenzó a escribir Aliento, ojos, memoria a los 18 años y se la publicaron con 25. Es muy difícil escribir así de bien a esa edad, pero la autora lo consigue gracias a que hay mucho de ella en Sophie Caco, su protagonista. Ambas a medio camino entre Haití y Nueva York, Aliento, ojos, memoria está a medio camino entre ser una novela muy dura y a la vez muy bella. Porque las tradiciones y las historias se heredan, al igual que se heredan algunas heridas y pesadillas.
El breve cuento de la alondra y la niña es maravilloso mientras que el posfacio final entre autora y protagonista es sanador.
“Una madera bien labrada ―dijo mi abuela ―dice mucho acerca de su carpintero. Atie, le enseñaste bien a Sophie”.
¡Feliz año! Os deseo un 2025 lleno de salud y buenas lecturas.
Inciso: El cofre de Adviento de La librería ambulante ha sido u-na-pa-sa-da. Cada día amanecíamos con la ilusión de hacer una prueba o abrir un regalito… ¡Muchas risas en Telegram! Estoy a 863 kilómetros de la calle Barrau en Sevilla, pero es imposible sentirme más cerca de la familia ambulante. Fin del inciso.
Edwidge Danticat comenzó a escribir Aliento, ojos, memoria a los 18 años y se la publicaron con 25. Es muy difícil escribir así de bien a esa edad, pero la autora lo consigue gracias a que hay mucho de ella en Sophie Caco, su protagonista. Ambas a medio camino entre Haití y Nueva York, Aliento, ojos, memoria está a medio camino entre ser una novela muy dura y a la vez muy bella. Porque las tradiciones y las historias se heredan, al igual que se heredan algunas heridas y pesadillas.
El breve cuento de la alondra y la niña es maravilloso mientras que el posfacio final entre autora y protagonista es sanador.
“Una madera bien labrada ―dijo mi abuela ―dice mucho acerca de su carpintero. Atie, le enseñaste bien a Sophie”.
¡Feliz año! Os deseo un 2025 lleno de salud y buenas lecturas.