Para releerlo cada cierto tiempo.
Piglia ha hecho un ensayo sublime acerca del solitario y cómplic- ejercicio de la lectura.

El capítulo del Che Guevara es un regalo de cultura y lectura.

Simple y profundo, una belleza que exista esto.

Un ensayo que me aportó mucho, a pesar de que quizás no era lo que estaba buscando leer en ese momento. Admiro la intelectualidad de Piglia, el análisis profundo que hace en este texto y el camino que eligió para desarrollar su objeto de estudio.

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En este libro de Piglia, nos encontramos un profundo análisis sobre la figura del lector. Nombrando a escritores que fueron grandes lectores, personajes de la literatura que realizan una relación con ella al ser lectores, y obras varias donde el ser lector se muestra como defensa, como lucha y como mérito.
Para leer este texto debes estar preparado para encontrarte un sin fin de obras y autores citados, algunos como Borges y Cortazar más accesibles que otros, como Joyce y Kafka. Además, de las citas a teóricos y otros protagonistas del ámbito cerrado de la literatura. Así que es aconsejable estar preparado o tener Google cerca para no perderse ni un sólo detalle de esta emocionante obra que nos analiza a nosotros, los lectores.
Siguiendo un orden subjetivo, Piglia nos pasea por sus lecturas y sus formas de leer. Entre los capítulos, que son seis en total, podemos mencionar el de Poe y la novela policial. En mi humilde opinión, es uno de los más fluidos que está en el libro. Muestra al detective como figura lectora para poder decir que la lectura abre las mentes y las deja más lucidas. Sin dudas todos recordamos a Dupin de "Los crímenes de la rue Morge", siendo el primer detective de la historia, es también recordado por ser lector. Otro capítulo interesante es el de Kafka y la misoginia circulante entorno a la mujer: la mujer lectora, la mujer copista, la mujer del escritor. Presenta una relación entre la mujer y la esclavitud que le ata la lectura en torno de la sociedad y su escritor. El capítulo de Anna Karenina (o he de decir mejor, del personaje femenino lector de la literatura universal) y la lectura como iluminación y como forma de vida. Piglia encuentra aquí varias connotaciones entre los grandes personajes famosos de la literatura, como Bovary, Filippovna. Hace una relación, también, entre la mujer lectora y la infidelidad, llegando a nombrar incluso a la mujer infiel de "La continuidad de los parques".
Piglia busca una reflexión acerca del lector, y va encontrando diferentes tipos de lectores, cada uno con sus propias características pero tan cercano al resto. Y es que tanto la obra como los lectores que analiza son intertextuales. La riqueza del texto es tanta que aunque no se hubiese llegado a responder o terminar el análisis, eso llega a carecer de importancia. Es necesario para que finalice, volver a la página veinticinco:

"La pregunta  es, en definitiva, la pregunta de la literatura. Esa pregunta la constituye, no es externa a sí misma, es su condición de existencia. Y su respuesta -para beneficio de todos nosotros, lectores imperfectos pero reales- es un relato: inquietante, singular y siempre distinto."

En esta obra, que necesitará de un lector acostumbrado al análisis literario, se resumirán grandes vidas lectoras de personajes y escritores desde la visión lectora de un escritor. Y aunque suene redundante, será el lector que lea este libro de Piglia, quien nuevamente comience un resumen de lecturas.