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Hoy me estreno con Eddie Little. Literatura feroz (palabra de convicto), que desmenuza una vida cimentada en robos, drogas, lecturas compulsivas, amistad y amor (o algo parecido).
El autor dejó publicadas dos novelas antes de fallecer en 2003, con solo 48 años. Su infancia fue bastante chunga, fue un niño del pegamento (inhalaba ya desde los ocho) a quien su padre, maestro de escuela, enseñó a leer retorciéndole los brazos por detrás y apretando más fuerte cuando se equivocaba en algo. Sorprendementemente esto no hizo que odiase la lectura, por el contrario: se volvió una obsesión. Su vida consisitó en alternar la trena y la libertad condicional; lo primero le sirvió para escribir Un día más en el paraíso (1997). Posesión, robos, asaltos, fraudes: un expediente sin desperdicio. En 2001 publicó Steel toes, la secuela del libro que nos ocupa, que (si no me equivoco) no ha sido aún traducida al castellano.
"Un día más en el paraíso" presenta a Bobbie, protagonista y narrador, un chavalín de 14 años que se dedica a robar máquinas expendedoras y a ponerse hasta las tapas. Hasta que conoce a Mel, su salvador. A partir de ahí todo cambia, no porque deje atrás las malas costumbres, sino porque ahora aspira más alto. Más tienes, más quieres: grandes palos, ropa en condiciones, droga de calidad y en cantidad. Mel, Bobbie y sus respectivas parejas (Sid y Rosie), formarán un combo Bonnye and Clyde al cuadrado al que acompañaremos en su particular persecución del sueño americano. La historia la narra el propio Bobbie, un gran lector que se ventila los libros a la misma velocidad que el pitxu.
Me ha flipado (¡que alguien traduzca Steel toes!)
«Como he acabado con Sartre y ya me he leído casi todo Nietzsche, pruebo con Platón para variar. Incapaz de desconectar el cerebro, no dejo de tramar desenlaces para nuestras próximas empresas criminales».
Reseña completa en https://denmeunpapelillo.net/un-dia-m...
El autor dejó publicadas dos novelas antes de fallecer en 2003, con solo 48 años. Su infancia fue bastante chunga, fue un niño del pegamento (inhalaba ya desde los ocho) a quien su padre, maestro de escuela, enseñó a leer retorciéndole los brazos por detrás y apretando más fuerte cuando se equivocaba en algo. Sorprendementemente esto no hizo que odiase la lectura, por el contrario: se volvió una obsesión. Su vida consisitó en alternar la trena y la libertad condicional; lo primero le sirvió para escribir Un día más en el paraíso (1997). Posesión, robos, asaltos, fraudes: un expediente sin desperdicio. En 2001 publicó Steel toes, la secuela del libro que nos ocupa, que (si no me equivoco) no ha sido aún traducida al castellano.
"Un día más en el paraíso" presenta a Bobbie, protagonista y narrador, un chavalín de 14 años que se dedica a robar máquinas expendedoras y a ponerse hasta las tapas. Hasta que conoce a Mel, su salvador. A partir de ahí todo cambia, no porque deje atrás las malas costumbres, sino porque ahora aspira más alto. Más tienes, más quieres: grandes palos, ropa en condiciones, droga de calidad y en cantidad. Mel, Bobbie y sus respectivas parejas (Sid y Rosie), formarán un combo Bonnye and Clyde al cuadrado al que acompañaremos en su particular persecución del sueño americano. La historia la narra el propio Bobbie, un gran lector que se ventila los libros a la misma velocidad que el pitxu.
Me ha flipado (¡que alguien traduzca Steel toes!)
«Como he acabado con Sartre y ya me he leído casi todo Nietzsche, pruebo con Platón para variar. Incapaz de desconectar el cerebro, no dejo de tramar desenlaces para nuestras próximas empresas criminales».
Reseña completa en https://denmeunpapelillo.net/un-dia-m...