...
Show More
Los cuentos que nos cuenta Roald Dahl
la verdad es que no están nada mal.
Pasa revista y vuelve a contar
los cuentos clásicos
que se cuentan aquí
y en toda otra ciudad.
Son seis cuentitos
con aires mamey,
todos muy bien ilustrados
por un tal Quentin Blake.
Comienza a contar el cuento de La Cenicienta.
Ya verás cómo la historia mejora
mientras la suerte de Ceny empeora.
Con Juan y la habichuela mágica
conoceremos el fin de la historia trágica
de su madre, además de la importancia
de bañarse al menos una vez al mes, lección ya clásica.
Continuaremos con Blanca Nieves y los siete enanos,
donde concluiremos que jugar y apostar no es malo.
Luego, el cuento de Rizos y los tres osos,
donde el autor, gracias a Dios, cambia ese ñoño final,
dejando un cuento más bien divertido y criminal.
Se retoma el cuento de Caperucita Roja y el Lobo,
que en su diálogo final increpa: “¡Un cuerno!
O no sabes el cuento o tú me mientes:
¡Ahora te toca hablarme de mis dientes!
¿Me estás tomando el pelo?... Oye, mocosa,
te comeré ahora mismo y a otra cosa”.
Sin saber el hambriento Lobo bobo
que la niña no era nada babosa.
El libro termina con el cuento de Los tres cerditos,
y termina con un final sorprendente
que te hará subir y bajar de risa:
jajaja, todos tus dientes.
Si te haces de este libro, créeme, yo te lo digo,
no te arrepentirás, léelo y ya verás.
la verdad es que no están nada mal.
Pasa revista y vuelve a contar
los cuentos clásicos
que se cuentan aquí
y en toda otra ciudad.
Son seis cuentitos
con aires mamey,
todos muy bien ilustrados
por un tal Quentin Blake.
Comienza a contar el cuento de La Cenicienta.
Ya verás cómo la historia mejora
mientras la suerte de Ceny empeora.
Con Juan y la habichuela mágica
conoceremos el fin de la historia trágica
de su madre, además de la importancia
de bañarse al menos una vez al mes, lección ya clásica.
Continuaremos con Blanca Nieves y los siete enanos,
donde concluiremos que jugar y apostar no es malo.
Luego, el cuento de Rizos y los tres osos,
donde el autor, gracias a Dios, cambia ese ñoño final,
dejando un cuento más bien divertido y criminal.
Se retoma el cuento de Caperucita Roja y el Lobo,
que en su diálogo final increpa: “¡Un cuerno!
O no sabes el cuento o tú me mientes:
¡Ahora te toca hablarme de mis dientes!
¿Me estás tomando el pelo?... Oye, mocosa,
te comeré ahora mismo y a otra cosa”.
Sin saber el hambriento Lobo bobo
que la niña no era nada babosa.
El libro termina con el cuento de Los tres cerditos,
y termina con un final sorprendente
que te hará subir y bajar de risa:
jajaja, todos tus dientes.
Si te haces de este libro, créeme, yo te lo digo,
no te arrepentirás, léelo y ya verás.