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‘El Código Pontifex’ es el segundo volumen de los tres que forman Criptonomicón, y en él se les da más protagonismo a otros personajes que figuraban como secundarios en el primero libro, ‘El Código Enigma’. Además del excéntrico Lawrence Prittchard Waterhouse y de su descendiente Randall, así como de Bobby Shaftoe, cobran importancia el misterioso Enoch Root, y sobre todo el soldado japonés Goto Dengo.
Por una parte, en plena Segunda Guerra Mundial, Lawrence continúa involucrado de lleno en el destacamento 2702, descifrando códigos alemanes y japoneses. Y también se las tendrá que ver con el amor, al que el bueno de Lawrence hará frente a su peculiar manera. Al mismo tiempo, ya en la actualidad, Randy y sus socios siguen trabajando en la creación de la Cripta, esa especie de paraíso para datos que se construirá en la isla de Kinakuta, y también se las verá con el amor con la directa e independiente Amy Shaftoe. Bobby Shaftoe sigue a lo suyo, que es meterse en todo berenjenal que se presente, desde caer prisionero de los alemanes hasta escapar con uno de ellos, y siempre a la sombra de Enoch Root. Y después está Goto Dengo, que se verá envuelto en todo tipo de problemas, e incluso tendrá que evitar ser comido por caníbales.
Todos estos personajes se verán envueltos en todo tipo de estrategias, tanto relacionadas con la guerra como con la economía (sobre todos ellos sobrevuela el sempiterno oro). Batallas, códigos, corrupción, Japón, Noruega, Filipinas, Suecia; cada vez encuentro más parecidos entre Stephenson y Thomas Pynchon, sobre todo en el sentido del humor (impagable el episodio de los cerdos).
Esta segunda parte se disfruta mucho más que la primera, aunque sigo sin llegar a entrar de lleno en lo que Stephenson intenta contarme.
Por una parte, en plena Segunda Guerra Mundial, Lawrence continúa involucrado de lleno en el destacamento 2702, descifrando códigos alemanes y japoneses. Y también se las tendrá que ver con el amor, al que el bueno de Lawrence hará frente a su peculiar manera. Al mismo tiempo, ya en la actualidad, Randy y sus socios siguen trabajando en la creación de la Cripta, esa especie de paraíso para datos que se construirá en la isla de Kinakuta, y también se las verá con el amor con la directa e independiente Amy Shaftoe. Bobby Shaftoe sigue a lo suyo, que es meterse en todo berenjenal que se presente, desde caer prisionero de los alemanes hasta escapar con uno de ellos, y siempre a la sombra de Enoch Root. Y después está Goto Dengo, que se verá envuelto en todo tipo de problemas, e incluso tendrá que evitar ser comido por caníbales.
Todos estos personajes se verán envueltos en todo tipo de estrategias, tanto relacionadas con la guerra como con la economía (sobre todos ellos sobrevuela el sempiterno oro). Batallas, códigos, corrupción, Japón, Noruega, Filipinas, Suecia; cada vez encuentro más parecidos entre Stephenson y Thomas Pynchon, sobre todo en el sentido del humor (impagable el episodio de los cerdos).
Esta segunda parte se disfruta mucho más que la primera, aunque sigo sin llegar a entrar de lleno en lo que Stephenson intenta contarme.