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El año del pensamiento mágico, de Joan Didion, es definitivamente uno de los libros más desgarradores, duros y sinceros que he leído. Al escribir una novela como esta, Didion muestra una valentía incalificable; desde la pena desoladora de la muerte, nos revela su lado más íntimo y vulnerable. Un fiel retrato sobre el dolor de la pérdida, del luto y de la búsqueda de sentido. No hay mucho más que decir sin caer en repeticiones absurdas. Así que para cerrar digo que lo recomiendo mucho, y aclaro que no se debe esperar una muestra de literatura extraordinaria, puesto que aquí solo nos aguarda una madre y esposa inmersa en tristeza, recuerdos y dudas incontenibles, y eso, en mi opinión, es una de las representaciones más fieles a la verdad que se pueden plasmar en lenguaje.
«Somos imperfectos mortales, conscientes de nuestra mortalidad aun cuando tratemos de eludirla, vencidos ante nuestra propia complejidad, tan acorralados que cuando nos dolemos por lo que hemos perdido, también nos dolemos, para bien o para mal, por nosotros mismos. Por lo que ya no somos. Por la nada absoluta que un día seremos».
«Somos imperfectos mortales, conscientes de nuestra mortalidad aun cuando tratemos de eludirla, vencidos ante nuestra propia complejidad, tan acorralados que cuando nos dolemos por lo que hemos perdido, también nos dolemos, para bien o para mal, por nosotros mismos. Por lo que ya no somos. Por la nada absoluta que un día seremos».