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David Foster Wallace era el maestro de maestros de la metaliteratura y en Hablemos de langostas queda nuevamente demostrado. Los 10 artículos periodísticos que componen el libro no son en realidad artículos periodísticos sino ensayos profundos sobre la naturaleza humana y sus contradicciones, la política, el fanatismo, la ideología, la libertad de expresión, el sexo, la vida y la muerte, entre otros temas filosóficos complejos, que DFW aborda con la genialidad que le era característica.
Es difícil escoger con que artículo quedarse porque todos son magistrales, pero quisiera destacar dos, el primero,“Cómo Tracy Austin me rompió el corazón”, en el que, utilizando como excusa la reseña de la biografía publicada por esta famosa tenista, hace un análisis soberbio de la naturaleza humana y, por supuesto, de cómo se deberían escribir las biografías, texto que estoy seguro de que leyeron André Agassi y J. R. Moehringer para escribir Open, la biografía del primero.
El otro es el que justamente le da al título del libro, Hablemos de langostas, en el que, a través de un reportaje sobre el festival de la langosta de Maine, hace una profunda reflexión sobre nuestra relación con la comida, los animales que comemos y el trato ético que se merecen, sin caer en los extremos y fanatismos de PETA o de otros grupos animalistas, texto que encima fue publicado por una revista dedicada a las delicias de la cocina, Gourmet, y en el que también hace una crítica fabulosa e hilarante a ese turismo masivo que yo también tanto odio. Realmente fascinante.
Sin embargo, como digo, ninguno de los textos que conforman esta obra, tienen desperdicio, así que la recomiendo vehementemente.
Es difícil escoger con que artículo quedarse porque todos son magistrales, pero quisiera destacar dos, el primero,“Cómo Tracy Austin me rompió el corazón”, en el que, utilizando como excusa la reseña de la biografía publicada por esta famosa tenista, hace un análisis soberbio de la naturaleza humana y, por supuesto, de cómo se deberían escribir las biografías, texto que estoy seguro de que leyeron André Agassi y J. R. Moehringer para escribir Open, la biografía del primero.
El otro es el que justamente le da al título del libro, Hablemos de langostas, en el que, a través de un reportaje sobre el festival de la langosta de Maine, hace una profunda reflexión sobre nuestra relación con la comida, los animales que comemos y el trato ético que se merecen, sin caer en los extremos y fanatismos de PETA o de otros grupos animalistas, texto que encima fue publicado por una revista dedicada a las delicias de la cocina, Gourmet, y en el que también hace una crítica fabulosa e hilarante a ese turismo masivo que yo también tanto odio. Realmente fascinante.
Sin embargo, como digo, ninguno de los textos que conforman esta obra, tienen desperdicio, así que la recomiendo vehementemente.