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Juventud es la continuación de Infancia y ambas forman parte, junto con Verano, de la trilogía de novelas autobiográficas del premio Nobel sudafricano.
Aunque comparten algunas similitudes, las dos novelas son diferentes en cuanto a estructura y enfoque. Infancia se centra en la infancia y la adolescencia de un tal John Coetzee en Sudáfrica, mientras que Juventud sigue la historia de un tal John, de quien nunca conocemos el apellido aunque es fácil adivinar a quien se refiere, quien, tras licenciarse en matemáticas por la universidad de Ciudad del Cabo, decide trasladarse a Londres para huir de una sociedad que lo asfixia. A través de la historia de John, Coetzee presenta una reflexión profunda sobre la experiencia de ser un extranjero en una ciudad extranjera y la lucha por encontrar un sentido de pertenencia al tiempo que aborda temas como la identidad, la soledad y la búsqueda del significado en la vida.
La narración es omnisciente en tercera persona con la prosa característica del estilo del autor: concisa, directa y emotiva. Utiliza un lenguaje sencillo pero evocador. Uno de los aspectos a mi juicio más interesantes de la novela, en cuanto a la narración, es la forma en que Coetzee utiliza la técnica literaria de hacer preguntas retóricas para desafiar al lector a reflexionar sobre temas complejos como la identidad, la pertenencia, el amor, el sexo o el aprendizaje. Estas preguntas también ayudan a profundizar en el carácter introspectivo de John y a explorar su propia conciencia y perspectiva sobre el mundo. Con ello añade un ritmo peculiar a la prosa y la hace más dinámica y cautivadora. Es una técnica que el autor utiliza en otras novelas, pero en esta su uso es muy acentuado. John se hace muchas preguntas a sí mismo y a los demás. A menudo, estas preguntas son retóricas y no tienen una respuesta clara, lo que refleja la incertidumbre y la confusión del personaje en su búsqueda de identidad y pertenencia. Las preguntas también tienen el efecto de involucrar al lector en el proceso de descubrimiento y reflexión del personaje. El uso de preguntas también es una forma en que Coetzee aborda temas complejos y profundos. Las preguntas desafían al lector a reflexionar sobre estos temas y a cuestionar sus propias ideas y prejuicios.
En la novela se aborda el trasfondo social y político de la década de 1960, tanto en Inglaterra como en Sudáfrica. Aunque no se centra específicamente en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, sus ideas al respecto afloran de una forma menos sutil que en Infancia y el protagonista se da cuenta de que el racismo también existe en Inglaterra y le afecta a él mismo aunque de una manera diferente:
En toda la novela planea un sentimiento de soledad y falta de integración. John se encuentra en una situación de desarraigo en Londres, donde trata de encontrar su lugar y definir su identidad, pero le cuesta un mundo relacionarse con la gente:
Llega con un plan: encontrar un trabajo, ganar dinero, ahorrar durante un tiempo y luego dedicarse a lo que realmente le interesa, escribir poesía. Pero pronto se dará cuenta de que su plan es irrealizable y, pese a lograr un buen trabajo como programador informático en IBM, se siente fuera de lugar debido a la falta de pertenencia a un grupo social o cultural y su desorientación frente a las convenciones sociales y culturales de Inglaterra.
Juventud es una novela introspectiva que refleja la experiencia humana de la búsqueda de la identidad en un mundo y una sociedad nueva. Coetzee no pretende idealizar a su personaje. Al contrario, no tiene ningún problema en presentar a su alter ego como alguien introvertido, misógino, inseguro e incapaz de encontrar un verdadero sentido a su propia vida; y tampoco se corta en relatar sus problemas para relacionarse con las mujeres. Se podría objetar que la trama puede parecer un poco débil y que los personajes secundarios no están completamente desarrollados; o que carece de un clímax dramático y que su final parece un poco abrupto. Sin embargo, aunque la novela puede no ser para todos los gustos, aquellos que disfruten de una lectura profunda y reflexiva sin duda encontrarán mucho que apreciar en esta obra.
Aunque comparten algunas similitudes, las dos novelas son diferentes en cuanto a estructura y enfoque. Infancia se centra en la infancia y la adolescencia de un tal John Coetzee en Sudáfrica, mientras que Juventud sigue la historia de un tal John, de quien nunca conocemos el apellido aunque es fácil adivinar a quien se refiere, quien, tras licenciarse en matemáticas por la universidad de Ciudad del Cabo, decide trasladarse a Londres para huir de una sociedad que lo asfixia. A través de la historia de John, Coetzee presenta una reflexión profunda sobre la experiencia de ser un extranjero en una ciudad extranjera y la lucha por encontrar un sentido de pertenencia al tiempo que aborda temas como la identidad, la soledad y la búsqueda del significado en la vida.
“Durante el invierno recién terminado hubo ocasiones en que pensó que moriría de frío, tristeza y soledad. Pero lo ha superado, a su manera. Para cuando llegue de nuevo el invierno, el frío y la tristeza tendrán menos poder sobre él. Entonces estará en camino de convertirse en un verdadero londinense, duro como una piedra. Convertirse en una piedra no era uno de sus objetivos, pero tal vez tenga que acostumbrarse…”
La narración es omnisciente en tercera persona con la prosa característica del estilo del autor: concisa, directa y emotiva. Utiliza un lenguaje sencillo pero evocador. Uno de los aspectos a mi juicio más interesantes de la novela, en cuanto a la narración, es la forma en que Coetzee utiliza la técnica literaria de hacer preguntas retóricas para desafiar al lector a reflexionar sobre temas complejos como la identidad, la pertenencia, el amor, el sexo o el aprendizaje. Estas preguntas también ayudan a profundizar en el carácter introspectivo de John y a explorar su propia conciencia y perspectiva sobre el mundo. Con ello añade un ritmo peculiar a la prosa y la hace más dinámica y cautivadora. Es una técnica que el autor utiliza en otras novelas, pero en esta su uso es muy acentuado. John se hace muchas preguntas a sí mismo y a los demás. A menudo, estas preguntas son retóricas y no tienen una respuesta clara, lo que refleja la incertidumbre y la confusión del personaje en su búsqueda de identidad y pertenencia. Las preguntas también tienen el efecto de involucrar al lector en el proceso de descubrimiento y reflexión del personaje. El uso de preguntas también es una forma en que Coetzee aborda temas complejos y profundos. Las preguntas desafían al lector a reflexionar sobre estos temas y a cuestionar sus propias ideas y prejuicios.
En la novela se aborda el trasfondo social y político de la década de 1960, tanto en Inglaterra como en Sudáfrica. Aunque no se centra específicamente en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, sus ideas al respecto afloran de una forma menos sutil que en Infancia y el protagonista se da cuenta de que el racismo también existe en Inglaterra y le afecta a él mismo aunque de una manera diferente:
“La gente con la que trabaja es demasiado educada para manifestar su opinión sobre los visitantes extranjeros. No obstante, por sus silencios sabe que no le quieren en el país, no de verdad. Sobre la cuestión de los antillanos también mantienen silencio, pero puede leer lo que piensan. En las paredes hay pintadas que dicen NEGRATAS FUERA. En las ventanas de las pensiones se anuncia ABSTENERSE GENTE DE COLOR.
Mes a mes, el gobierno endurece las leyes de inmigración. Se detiene a los antillanos en el puerto de Liverpool y se les retiene hasta desesperarlos, y luego se les embarca de vuelta al lugar de donde vinieron. Si a él no le hacen sentirse tan indefenso e inoportuno como a ellos es sólo gracias a su coloración protectora: traje Moss Brothers, piel blanca”.
En toda la novela planea un sentimiento de soledad y falta de integración. John se encuentra en una situación de desarraigo en Londres, donde trata de encontrar su lugar y definir su identidad, pero le cuesta un mundo relacionarse con la gente:
“Chocarse con la gente, pedir perdón, ser insultado: una treta, una manera barata de forzar una conversación. Cómo engañar a la soledad. Está en el valle de las pruebas y no le está yendo demasiado bien. Sin embargo, no puede ser el único que está a prueba. Tiene que haber otras personas que hayan atravesado el valle y llegado al otro lado…”
Llega con un plan: encontrar un trabajo, ganar dinero, ahorrar durante un tiempo y luego dedicarse a lo que realmente le interesa, escribir poesía. Pero pronto se dará cuenta de que su plan es irrealizable y, pese a lograr un buen trabajo como programador informático en IBM, se siente fuera de lugar debido a la falta de pertenencia a un grupo social o cultural y su desorientación frente a las convenciones sociales y culturales de Inglaterra.
Juventud es una novela introspectiva que refleja la experiencia humana de la búsqueda de la identidad en un mundo y una sociedad nueva. Coetzee no pretende idealizar a su personaje. Al contrario, no tiene ningún problema en presentar a su alter ego como alguien introvertido, misógino, inseguro e incapaz de encontrar un verdadero sentido a su propia vida; y tampoco se corta en relatar sus problemas para relacionarse con las mujeres. Se podría objetar que la trama puede parecer un poco débil y que los personajes secundarios no están completamente desarrollados; o que carece de un clímax dramático y que su final parece un poco abrupto. Sin embargo, aunque la novela puede no ser para todos los gustos, aquellos que disfruten de una lectura profunda y reflexiva sin duda encontrarán mucho que apreciar en esta obra.