...
Show More
La educación sentimental
Amo a Hornby, todas las novelas que leí de él o las películas de las que escribió el guión me parecieron siempre muy buenas. Es un escritor que sale de la endogamia, no habla tanto de libros y escritores sino de fútbol y música y eso logra bajarlo al ras de la propia vida y convertirlo en el rey de la onda.
Digámoslo claro, este libro se lo publicaron porque es él, porque sabe que su firma basta como para vender varios ejemplares de lo que sea; aunque se trate, como es este caso, del repaso de 31 de sus canciones favoritas, o las que marcaron su vida. Obviamente, como todo buen libro, no es solamente eso, las canciones son una excusa para hablar de una filosofía y experiencias de vida. No falta la canción que elige para su funeral, la que escuchaba en su infancia y las que escucha de adulto. Es muy divertido cuando habla de Heartbreaker de Zeppelin y conmovedor cuando habla de la preferida de su hijo con autismo. Fue publicado en el 2002 y en un capítulo hace un alegato sobre las disquerías independientes y queda casi un testimonio arqueológico.
Está bien el libro, es simpático, pero la verdad es que se me hizo un poco largo. Hay una playlist de Spotify con las canciones mencionadas en este libro que está buena para ir escuchándola a medida que se avanza con el libro.
Amo a Hornby, todas las novelas que leí de él o las películas de las que escribió el guión me parecieron siempre muy buenas. Es un escritor que sale de la endogamia, no habla tanto de libros y escritores sino de fútbol y música y eso logra bajarlo al ras de la propia vida y convertirlo en el rey de la onda.
Digámoslo claro, este libro se lo publicaron porque es él, porque sabe que su firma basta como para vender varios ejemplares de lo que sea; aunque se trate, como es este caso, del repaso de 31 de sus canciones favoritas, o las que marcaron su vida. Obviamente, como todo buen libro, no es solamente eso, las canciones son una excusa para hablar de una filosofía y experiencias de vida. No falta la canción que elige para su funeral, la que escuchaba en su infancia y las que escucha de adulto. Es muy divertido cuando habla de Heartbreaker de Zeppelin y conmovedor cuando habla de la preferida de su hijo con autismo. Fue publicado en el 2002 y en un capítulo hace un alegato sobre las disquerías independientes y queda casi un testimonio arqueológico.
Está bien el libro, es simpático, pero la verdad es que se me hizo un poco largo. Hay una playlist de Spotify con las canciones mencionadas en este libro que está buena para ir escuchándola a medida que se avanza con el libro.