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Nunca había leído nada de J.D. Salinger, es por ello que decidí comprarme este libro de cuentos, que es uno de sus tres títulos principales, junto con el aclamado “El Guardián entre el Centeno” y “Franny and Zooey”.
Respecto del primer libro debo decir que luego de leer brevemente de qué se trataba la historia desistí de leerlo al instante, puesto que no me atrae en absoluto leer la vida de un adolescente inconformista (aunque este comentario moleste a algunos lectores y me traiga inconvenientes). Mucho menos intentaré leer la otra novela de la que deduzco se trata de temas similares.
Leer "Nueve Cuentos" no me deparó gran entusiasmo tampoco. Tal vez, mi idea o concepción de cuentos se asemeja más a otros estilos narrativos como por ejemplo el que propugnaba Edgar Allan Poe, creador del cuento moderno cuando afirmaba que un cuento debía causar un “efecto” en el lector, para que este quedara atrapado hasta el final.
He notado también que tal vez algunos novelistas no parecen dominar el terreno de cuentos como otros. No es lo mismo leer este tipo de cuentos que uno de García Márquez, Julio Cortázar, Ray Bradbury o Guy de Maupassant.
Ni que hablar de Edgar Allan Poe a quien nombrara anteriormente o de los cuentos de los grandes novelistas rusos como Dostoievski, Gógol o Tolstoi.
Todos estos autores agreguen en sus cuentos características digámosle efectistas que funcionan como hilo argumental de principio a fin y eso hace que me sienta muy a gusto al leerlos.
Nada de eso me pasó con los cuentos de Salinger. Los historias relatadas en ellos se iban de la misma forma que habían llegado. Era tal mi aburrimiento que lleva a expresarlo en la página 274, luego de haber leído siete de los nueve que integran este volumen. Narraciones para mi gusto sin dirección aparente, largos diálogos intrascendentes o situaciones totalmente superfluas me llevaban a agradecer que el libro tuviera sólo 286 páginas.
Son pocos los cuentos que me atrajeron. A decir verdad sólo uno, aunque hay dos que sí están bien construidos argumentalmente (según mi humilde punto de vista de lector).
El cuento que más me gustó fue “Un día perfecto para el pez plátano” y qué casualidad: me encantó casualmente por su final tan sorprendente.
Los otros dos cuentos que me gustaron un poco más que el resto fueron, en primer lugar, “Teddy”, por las características místico-filosóficas de su personaje principal y que encierra toda una concepción existencial del autor y “Para Esmé, con amor y sordidez”, por la forma en que el narrador, un agente del servicio secreto norteamericano en Inglaterra entabla una cariñosa relación con Esmé y su pequeño hermano Charles, acerca de lo que surge de esa charla en el bar y de los que le sucede a ese soldado tiempo después.
Noté también que muchos cuentos están ambientados o durante la segunda guerra mundial o en épocas de posguerra y lo que esto generó en algunos personajes de los cuentos.
Mención final para el cuento “El período azul de Daumier-Smith”. Un cuento escrito con ironía y en forma amena acerca de un joven pintor de diecinueve años que se hace pasar por un Maestro de la pintura, muchos años mayor, amigo de Picasso y que intenta hacerse pasar por profesor en una academia de arte dirigida por un peculiar señor japonés.
Y nada más. El resto de los cuentos me pareció completamente intrascendentes. Simples relatos dirigidos a ninguna parte.
No voy a discutir que Salinger es considerado uno de los padres de la narrativa contemporánea; eso está muy claro y yo soy un simple (o triste) lector cuya impresión ante la lectura de sus cuentos no contribuye a nada pero bueno, a mí en particular leer sus cuentos me produjo una sensación de aburrimiento y desinterés que sólo el pez plátano pudo salvar.
Sin ofensas Sr. Salinger. No es nada personal, pero debo reconocer que este libro irá a reposar al estante de mi biblioteca por mucho, mucho tiempo.
Respecto del primer libro debo decir que luego de leer brevemente de qué se trataba la historia desistí de leerlo al instante, puesto que no me atrae en absoluto leer la vida de un adolescente inconformista (aunque este comentario moleste a algunos lectores y me traiga inconvenientes). Mucho menos intentaré leer la otra novela de la que deduzco se trata de temas similares.
Leer "Nueve Cuentos" no me deparó gran entusiasmo tampoco. Tal vez, mi idea o concepción de cuentos se asemeja más a otros estilos narrativos como por ejemplo el que propugnaba Edgar Allan Poe, creador del cuento moderno cuando afirmaba que un cuento debía causar un “efecto” en el lector, para que este quedara atrapado hasta el final.
He notado también que tal vez algunos novelistas no parecen dominar el terreno de cuentos como otros. No es lo mismo leer este tipo de cuentos que uno de García Márquez, Julio Cortázar, Ray Bradbury o Guy de Maupassant.
Ni que hablar de Edgar Allan Poe a quien nombrara anteriormente o de los cuentos de los grandes novelistas rusos como Dostoievski, Gógol o Tolstoi.
Todos estos autores agreguen en sus cuentos características digámosle efectistas que funcionan como hilo argumental de principio a fin y eso hace que me sienta muy a gusto al leerlos.
Nada de eso me pasó con los cuentos de Salinger. Los historias relatadas en ellos se iban de la misma forma que habían llegado. Era tal mi aburrimiento que lleva a expresarlo en la página 274, luego de haber leído siete de los nueve que integran este volumen. Narraciones para mi gusto sin dirección aparente, largos diálogos intrascendentes o situaciones totalmente superfluas me llevaban a agradecer que el libro tuviera sólo 286 páginas.
Son pocos los cuentos que me atrajeron. A decir verdad sólo uno, aunque hay dos que sí están bien construidos argumentalmente (según mi humilde punto de vista de lector).
El cuento que más me gustó fue “Un día perfecto para el pez plátano” y qué casualidad: me encantó casualmente por su final tan sorprendente.
Los otros dos cuentos que me gustaron un poco más que el resto fueron, en primer lugar, “Teddy”, por las características místico-filosóficas de su personaje principal y que encierra toda una concepción existencial del autor y “Para Esmé, con amor y sordidez”, por la forma en que el narrador, un agente del servicio secreto norteamericano en Inglaterra entabla una cariñosa relación con Esmé y su pequeño hermano Charles, acerca de lo que surge de esa charla en el bar y de los que le sucede a ese soldado tiempo después.
Noté también que muchos cuentos están ambientados o durante la segunda guerra mundial o en épocas de posguerra y lo que esto generó en algunos personajes de los cuentos.
Mención final para el cuento “El período azul de Daumier-Smith”. Un cuento escrito con ironía y en forma amena acerca de un joven pintor de diecinueve años que se hace pasar por un Maestro de la pintura, muchos años mayor, amigo de Picasso y que intenta hacerse pasar por profesor en una academia de arte dirigida por un peculiar señor japonés.
Y nada más. El resto de los cuentos me pareció completamente intrascendentes. Simples relatos dirigidos a ninguna parte.
No voy a discutir que Salinger es considerado uno de los padres de la narrativa contemporánea; eso está muy claro y yo soy un simple (o triste) lector cuya impresión ante la lectura de sus cuentos no contribuye a nada pero bueno, a mí en particular leer sus cuentos me produjo una sensación de aburrimiento y desinterés que sólo el pez plátano pudo salvar.
Sin ofensas Sr. Salinger. No es nada personal, pero debo reconocer que este libro irá a reposar al estante de mi biblioteca por mucho, mucho tiempo.