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Tres novelas cortas diferentes y maravillosas a su manera. Personajes, construcción de personajes, añorables y detestables en simultáneo. En Benito Cereno se encuentra una historia confusa, que juega con quien la lee y lo mantiene a la expectativa. Una maravillosa construcción de lo expectativo, quiero decir. En Billy Budd se encuentra, quien lee el libro, con la historia de la injusticia y un debate filosófico sobre la envidia y la justicia. Maravilloso. Por último, en Bartleby se encuentra un precedente a los artistas de Kafka, el del trapecio y el del hambre, con un precedente a los espacios asfixiantes y grises que son frecuentes en las obras del checo. No puedo decir que haya sido una lectura fluida ¡no lo fue! Incluso, después de leer por primera vez a Melville, me lleno de temor al imaginar la tarea titánica que, imagino, es leer su obra máxima, Moby Dick. En cualquier caso, tres historias interesantes.