¡Fascinante! Gran capacidad de drama de Eurípides. Se desarrolla muy bien el tema del dilema entre el amor a la patria o el amor a la familia. También la dureza de la realidad: el hombre que nace sufre y no puede escapar del dolor, ni siquiera siendo el rey de los Griegos en todo su poder. Pongo el párrafo de súplica y desesperación de Ifigenia y Clitemnestra. Quizá también domine la idea del dolor en la guerra, perder a un hijo, perder a un padre como pare de ella.
Las voluntades de los Dioses son imprevistas para los mortales, y ellos salvan a los que aman. Porque el día de hoy ha visto a tu hija muerta y viva de nuevo.
Clitemnestra Escucha, pues, ahora. Voy a hablar, y no ya por enigmas. Y ante todo, he de reprocharte esto: te casaste conmigo mal de mi grado y raptándome a la fuerza, [1150] después de matar a mi primer marido Tántalo y estrellar vivo contra tierra a mi hijo, arrancado violentamente de mis pechos. Los hijos de Zeus, mis hermanos, ilustres por los caballos, te hicieron la guerra; pero mi anciano padre Tindareo, a quien suplicaste, te protegió, y de nuevo poseíste mi lecho. Reconciliada contigo desde entonces, tú mismo puedes atestiguar que he sido para ti y para tu morada una esposa irreprochable, casta, [1160] que ha aumentado tus bienes patrimoniales. Y regocijándote en tu morada y fuera de ella, eras dichoso. Rara caza es para un marido tal mujer. ¡Además de tres hijas, he parido para ti este hijo, y quieres arrebatarme! cruelmente una de ellas! Y si te preguntase alguien por qué quieres matarla, responde, ¿qué dirías? ¿Es preciso que? hable yo en tu nombre? ¡Pues para que Menelao recobre á Helena! ¡Buena costumbre es la de redimir á una mala mujer á costa de nuestros hijos, [1170] lo más odioso por lo más querido! Pero, si partes para esa guerra, abandonándome en las moradas, y estás ausente mucho tiempo, ¿qué corazón crees que voy á tener en estas moradas desiertas, junto á la estancia vacía de la virgen, en la soledad, bañada en lágrimas y llorándola siempre? Diré: ¡Oh hija! ¡el padre que te ha engendrado es quien te ha perdido, quien te ha degollado, y no otra mano que la suya! ¡Esa es la recompensa que deja á su familia traicionada! [1180] No hará falta entonces más que un ligero pretexto para que yo y las hijas que abandonas te recibamos como conviene que se te reciba. ¡Por los Dioses, no me obligues á ser tu enemiga, y no lo seas tú mismo para mí! ¡Oye! Degollarás á tu hija; pero ¿qué plegarias pronunciarás entonces? ¿Qué pedirás de bueno para ti, degollando á tu hija? ¿Sin duda un mal retorno, después de haber dejado tan vergonzosamente á tu familia? Y yo, ¿qué pediré de bueno para ti? ¡Ciertamente, sería creer insensatos [1190] á los Dioses rogarlos por un parricida! ¿Y abrazarás á tus hijos, de vuelta en Argos?¿Cuál de tus hijos va á mirarte, si has meditado matar á uno de ellos? ¿Has pensado en eso tú solo? ¿No debes pensar más que en llevar el cetro y en ser estratega? Te convenía decir con justicia á los argianos: «¿Queréis, acayanos, navegar hacia la tierra de los frigios? Echad suertes para ver quién debe hacer morir á su hija.» Esto sería justo; [1200] pero no que seas tú solo entre todos el que ofrezca para víctima á su hija. O si no, que Menelao mate á Hermione á causa de su madre, que asunto suyo es. ¡Y ahora, yo, que he respetado la fe nupcial, voy á verme privada de mi hija, y la que ha pecado, conservando la suya en Esparta bajo su techo, será dichosa! Responde á esto, y si he hablado bien, no mates á la que es hija tuya y mía, y serás cuerdo. El coro ¡Consiente! ¡Es bueno conservar á los hijos, Agamenón! [1210] Ningún mortal dirá lo contrario. Ifigenia Si tuviera la elocuencia de Orfeo, ¡oh padre! y si cantando pudiera persuadir á las rocas á seguirme y enternecer con mis palabras á quien quisiese, recurriría á ella; pero por toda elocuencia te ofreceré mis lágrimas, pues sólo puedo eso. A tus rodillas pongo, como una rama de suplicantes, mi cuerpo, al que ha parido para ti esta mujer. ¡No me mates antes de tiempo, que es dulce ver la luz! ¡No me fuerces á ver las cosas que hay bajo la tierra! [1220] ¡He sido la primera en llamarte padre mío, y túme has llamado hija tuya; he sido la primera en dar y recibir sobre tus rodillas caricias dulces! Y me hablabas así entonces: «¿Te veré dichosa ¡oh hija! enlas moradas de tu marido, viva y floreciente, como es digno de mí?» Y á mi vez te decía yo, colgando mis brazos á tu cuello y oprimiendo tus mejillas con mis manos, como ahora: «Y yo, padre, ¿te veré envejecer en la dulce hospitalidad de mis moradas, [1230] devolviéndote los cuidados que tuviste para criarme?» ¡He guardado el recuerdo de estas palabras; pero tú las has olvidado, ¡y quieres matarme! ¡No! ¡Te conjuro á ello por Pelops, por tu padre Atreo, por esta madre que me ha parido y que sufre por segunda vez los dolores del parto! ¿Qué tengo yo que ver con las bodas de Alejandro y de Helena? ¿Por qué ¡oh padre! ha venido él para atraerme la muerte? ¡Mírame! Otórgame una mirada y un beso, para que, al menos, me lleve yo, al morir, una prenda tuya, [1240] si no cedes á mis palabras. ¡Hermano! débil apoyo eres para tus amigos; llora conmigo, sin embargo, y pide, suplicante, á tu padre que no muera tu hermana. Los niños tienen alguna percepción de los males. ¡He aquí que te suplico en silencio, padre! ¡Piensa en mí, ten piedad de mi vida! Sí, los dos, que te somos caros, te suplicamos por tus mejillas, él un niño todavía, y yo adolescente. Lo resumo todo en una palabra, y convenceré: [1250] dulcísimo es para los hombres ver la luz; pero los muertos ya no son nada. ¡Insensato quien desee morir! Más vale vivir miserablemente que morir gloriosamente.
El coro ¡Oh funesta Helena! ¡por causa tuya y de tus bodas, entre los Atreidas y sus hijos se produce una grave discordia! Agamenón
Sé hasta qué punto hay que mostrar piedad, y hasta qué punto no tenerla. Amo á mis hijos; de otro modo sería un in- sensato. Estoy cruelmente afligido por atreverme á semejantes cosas, mujer, y también por no atreverme; pero ¡tengo
que realizarlas! Ved cuán numerosa es esta armada naval, [1260] y cuántos son los reyes de los helenos armados de bronce. No les será dable llegar á las torres de Ilios mientras no te sacrifique yo, como ha dicho el adivinador Calcas, ni les estará permitido derribar las ilustres moradas de Troya. Un deseo furioso arrastra á la armada de los helenos á navegar muy rápidamente hacia la tierra de los bárbaros, para impedir el rapto de las mujeres helénicas. Matarán en Argos á mis hijas, á vosotros y á mí, si no cumplo el oráculo de la Diosa. No es Menelao quien me obliga, hija, [1270] pues no le obedezco, sino que es la Hélade á quien tengo que sacrificarte, quiera ó no. Somos impotentes en eso. Es preciso, hija mía, que la Hélade sea libre por ti y por mí, y que no sean despojados de sus mujeres los helenos por los bárbaros.
Colin Farrell seems to have it all. He's a successful cardiologist, he gets to have necrophilic sex with Nicole Kidman every night, and his beautiful daughter has just started menstruating. Unfortunately, he's about to discover that he's walked into a Greek tragedy.
(If this doesn't make sense, go watch The Killing of a Sacred Deer. It still won't make sense, but you'll be confused in a more enjoyable way).
This play premiered in Athens in 405BC and is about an incident that took place at Aulis before the the armies of Hellas could set sail for the Trojan War.
This isn't a tragedy as we would normally think of them, as in Shakespeare's tragedies where bodies litter the stage by the final scene but it is a tragedy nonetheless despite the apparent 'happy' ending. I've heard it argued that this is a tragedy in the way Aristotle defined them, where someone has to make a choice, a difficult & horrible choice where they are doomed whatever they decide to do. Previously only having seen the movie version (Iphigenia, 1977) of this play which ends somewhat ambiguously I would've probably disagreed, but now having read the text I agree wholeheartedly.
The main players Agamemnon, Menelaus, Clytemnestra, Achilles and Iphigenia herself all have to grapple with an unthinkable situation which one cannot think will end well. There are many conversations about leadership, family, duty, religion and morality along the way but this is essentially Agamemnon's tragedy (if we follow Aristotle's definition) rather than Iphigenia's (as suggested by the title) because as a Greek king and father he has the final say. Having said that, it goes without saying all 21st century sensibilities should be checked at the door before picking up the text.
Be warned, the ancient Greek playwrights much preferred to tell rather than show so all of the action takes place off stage and is carried forth mainly by messengers. However I found the subject matter and dramatic writing enough to keep my interest despite this.
Lastly, I personally wouldn't recommend this particular translation. It's not bad but I'm sure there are better ones out there.
En esta obra Eurípides muestra perfectamente la dramatización de los personajes de este mito. Una hija que acepta su destino, una madre que está rota de dolor y un padre que hace todo por su patria. ¡Poesía dramática en todo su esplendor!
4.5 ⭐️ This is maybe Euripides’s best true tragedies. Through and through this play feels tragic yet also the events feel necessary and not melodramatic. The back drop of the start of Trojan war is always fantastic. Agamemnon, Menelaus, Achilles, Odysseus, and especially Agamemnon’s daughter Iphigenia are all just fantastic in this. Just read it.