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Como que n Daniel GOLEMANn se ha encasillado y ha agotado sus recursos. Las ideas presentadas en este libro ya suenan muy sobadas y dominadas, y agregarles el condimento de la inteligencia emocional no las hace más efectivas ni contundentes. Los ejemplos que cita suenan infantiles, rayando lo absurdo. Me queda la impresión de que el señor necesitaba sacar un libro, y simplemente lo armó tomando artículos previamente publicados aquí y allá...