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Mañana toca el club de la pelea. No pienso perderme el club de la pelea.
Chuck Palahniuk escribió un libro de culto, un referente para generaciones revolucionarias, una manual del caos, una obra maestra.
El director David Fincher aumentó aún más la leyenda de Tyler Durden y convirtió al libro un objeto de devoción para muchos seguidores entusiastas.
Desde que el narrador comienza a contarnos su vida, su pozo emocional y su salida al caos, de cómo conoció a Tyler Durden y a Marla Singer, a través de esos grupos de ayuda para enfermos terminales hasta la creación del Club de la Pelea y su transformación en el Proyecto Caos todo es una espiral de acción, violencia y descontrol que nunca termina de detenerse.
La novela es un canto desesperado de toda una generación vacía de jóvenes perdidos, de hombres descarriados y a punto de explotar.
El club de la pelea les da a empleados, meseros, choferes, abogados o estudiantes la hermosa oportunidad de molerse a palos en el sótano de un bar, obviamente respetando las ocho reglas fundamentales de combate.
Acá no hay rodeos ni metáforas ni vueltas. Estos descarriados llegaron para abofetear al mundo, para darle una verdadera paliza e infectar a la sociedad con sus ataques subversivos.
Una manera de invertir el orden de las cosas, hacerlo saltar todo hacia arriba, infundir miedo, caos y despertar a una sociedad dormida y estupidizada y es a la vez una crítica feroz al consumismo que domina a las sociedades, a la idiotez humana y a todos aquellos hombres políticamente correctos que creen controlar a los distintos estratos de la sociedad.
“El club de la pelea” es también una novela con clara temática del doble y como considero que mucha gente lo leyó (los que no lo leyeron probablemente sea porque no les gustó la película) esto se plantea en un pasaje cuando el narrador comienza a desmoronarse:"Tyler es una proyección. Es un trastorno disociativo de la personalidad. Un estado de fuga psicogénica. Tyler es una alucinación".
De todas maneras nada puede afirmarse como real en esta novela tan genial y adictiva, que el mismo Palahniuk se encarga de afirmar en su prefacio, como “de anticipación” y vaya si lo es…
Como sostengo al principio, “El club de la pelea” es una verdadera obra maestra.
Lo sé porque Tyler lo sabe.
Chuck Palahniuk escribió un libro de culto, un referente para generaciones revolucionarias, una manual del caos, una obra maestra.
El director David Fincher aumentó aún más la leyenda de Tyler Durden y convirtió al libro un objeto de devoción para muchos seguidores entusiastas.
Desde que el narrador comienza a contarnos su vida, su pozo emocional y su salida al caos, de cómo conoció a Tyler Durden y a Marla Singer, a través de esos grupos de ayuda para enfermos terminales hasta la creación del Club de la Pelea y su transformación en el Proyecto Caos todo es una espiral de acción, violencia y descontrol que nunca termina de detenerse.
La novela es un canto desesperado de toda una generación vacía de jóvenes perdidos, de hombres descarriados y a punto de explotar.
El club de la pelea les da a empleados, meseros, choferes, abogados o estudiantes la hermosa oportunidad de molerse a palos en el sótano de un bar, obviamente respetando las ocho reglas fundamentales de combate.
Acá no hay rodeos ni metáforas ni vueltas. Estos descarriados llegaron para abofetear al mundo, para darle una verdadera paliza e infectar a la sociedad con sus ataques subversivos.
Una manera de invertir el orden de las cosas, hacerlo saltar todo hacia arriba, infundir miedo, caos y despertar a una sociedad dormida y estupidizada y es a la vez una crítica feroz al consumismo que domina a las sociedades, a la idiotez humana y a todos aquellos hombres políticamente correctos que creen controlar a los distintos estratos de la sociedad.
“El club de la pelea” es también una novela con clara temática del doble y como considero que mucha gente lo leyó (los que no lo leyeron probablemente sea porque no les gustó la película) esto se plantea en un pasaje cuando el narrador comienza a desmoronarse:"Tyler es una proyección. Es un trastorno disociativo de la personalidad. Un estado de fuga psicogénica. Tyler es una alucinación".
De todas maneras nada puede afirmarse como real en esta novela tan genial y adictiva, que el mismo Palahniuk se encarga de afirmar en su prefacio, como “de anticipación” y vaya si lo es…
Como sostengo al principio, “El club de la pelea” es una verdadera obra maestra.
Lo sé porque Tyler lo sabe.