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Un cónsul honorario (que no es lo mismo que un cónsul) en Argentina, junto a la frontera con Paraguay, se ve en peligro cuando es confundido por el embajador de Estados Unidos en visita. Él tiene una relación con una joven, apenas mayor de edad, a la que sacó de un prostíbulo; ésta le engaña con su amigo doctor quien, coincidencias de la vida, también conoce de cerca a los guerrilleros paraguayos que le están complicando la vida.
¿Qué aprendí de esta novela? Que al parecer el trabajo de servidor civil en Inglaterra es un trabajo sin gracia. Es la segunda novela que leo de Greene (la otra fue El factor humano) en la que los que componen la rama exterior del servicio público (un cónsul honorario en éste, un agente de inteligencia en el otro) son tratados poco más que como desechables por su país. Eso debería matar cualquier entusiasmo por el servicio público. En el caso del personaje titular del libro, Charles Fortnum, su trabajo público es meramente ad honorem, ya que su trabajo como cónsul honorario sólo cumple un rol situacional y temporal.
El otro tema grande del libro, que el verdadero protagonista del libro, el doctor Plarr, menciona varias veces, es el del machismo. Todos los personajes parecen tener una vena machista, aunque ésta no se presenta del modo facilón y simple que uno podría esperar y execrar; aquí no hay ningún personaje que le hable a una mujer como si fuera menos ni nada así. Más bien, se presenta en una actitud permanente, en siempre contestar fuerte y golpeado cuando alguien te insulta o agrede, siempre parecer como que no te pueden pasar a llevar, nunca ser demasiado emotivo y siempre parecer como que tienes el manejo de toda la situación. Ahora, Plarr aduce en ocasiones a que así es la sangre sudamericana, pero tanto él como Fortnum tratan a la esposa de éste como una pobre diabla, una mujer desvalida a la que los dos han ‘rescatado’: uno de la casa de putas al casarse con ella, el otro de un matrimonio sin amor al tener un romance con ella. La verdad es que ella, aunque en muchas ocasiones parece un pájaro recién salido del huevo, necesita mucha menos ayuda de la que los dos creen, como lo demuestra en el hecho de que ella sobrelleva toda la situación mejor de lo que los dos le dan crédito.
Un libro interesante, sólido, de los mejores que tiene Greene.
¿Qué aprendí de esta novela? Que al parecer el trabajo de servidor civil en Inglaterra es un trabajo sin gracia. Es la segunda novela que leo de Greene (la otra fue El factor humano) en la que los que componen la rama exterior del servicio público (un cónsul honorario en éste, un agente de inteligencia en el otro) son tratados poco más que como desechables por su país. Eso debería matar cualquier entusiasmo por el servicio público. En el caso del personaje titular del libro, Charles Fortnum, su trabajo público es meramente ad honorem, ya que su trabajo como cónsul honorario sólo cumple un rol situacional y temporal.
El otro tema grande del libro, que el verdadero protagonista del libro, el doctor Plarr, menciona varias veces, es el del machismo. Todos los personajes parecen tener una vena machista, aunque ésta no se presenta del modo facilón y simple que uno podría esperar y execrar; aquí no hay ningún personaje que le hable a una mujer como si fuera menos ni nada así. Más bien, se presenta en una actitud permanente, en siempre contestar fuerte y golpeado cuando alguien te insulta o agrede, siempre parecer como que no te pueden pasar a llevar, nunca ser demasiado emotivo y siempre parecer como que tienes el manejo de toda la situación. Ahora, Plarr aduce en ocasiones a que así es la sangre sudamericana, pero tanto él como Fortnum tratan a la esposa de éste como una pobre diabla, una mujer desvalida a la que los dos han ‘rescatado’: uno de la casa de putas al casarse con ella, el otro de un matrimonio sin amor al tener un romance con ella. La verdad es que ella, aunque en muchas ocasiones parece un pájaro recién salido del huevo, necesita mucha menos ayuda de la que los dos creen, como lo demuestra en el hecho de que ella sobrelleva toda la situación mejor de lo que los dos le dan crédito.
Un libro interesante, sólido, de los mejores que tiene Greene.