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Un canto a la amistad, a la vida y a la libertad, así es como yo definiría Las aventuras de Huckleberry Finn, una de las mejores historias que he leído en mi vida.
En esta novela, narrada en primera persona por nuestro protagonista Huck Finn, seguiremos su historia a lo largo de un sinfín de aventuras que vivirá junto a un gran número de personajes que se encontrará en el camino.
Huck, cansado de que lo intenten civilizar, y de tener que soportar a su alcohólico padre —sin duda, uno de los peores padres que han existido en toda la literatura—, decide embarcarse a la aventura, yendo en una balsa por el río Mississippi. La cuestión es que no lo hará solo, sino que le acompañará Jim, un esclavo que ha decido fugarse para ir en busca de la libertad.
Honestamente, no puedo definir con palabras lo mucho que amé y disfruté esta novela, va más allá del hecho de que la narrativa es brillante y la historia un tanto más. Es quizá un caso particular en el que sé que se quedará conmigo para siempre, sin embargo, no sabría explicar los motivos. Quizá a más de uno le habrá pasado con alguna obra en particular y sabrá comprenderme.
Si bien hay algo que no me terminó de convencer del todo, un nuevo personaje que aparece casi al final del libro que hizo que la historia pasara de ser reflexiva y poética, a sentirse como si estuvieras leyendo un chiste, no demerita el hecho de que para mí esta sea una completa obra de arte. Le perdono este error a Mark Twain, quizá se vio obligado a introducir a dicho personaje o no sé; para fortuna de todos, el final es una completa joya y remonta como mínimo los peldaños que había perdido la historia.
Si tuviera que decir qué fue lo que más disfruté de la novela serían dos cosas: la primera, las sublimes reflexiones e importantes cuestionamientos que se hace Huck Finn a sí mismo, especialmente cuando tiene que actuar en contra de los principios que le han sido inculcados por la sociedad, y decide ir en contra de ello para hacer algo mejor, aquello que le dicta la conciencia, y por qué no decirlo, el corazón… bueno, si les digo que se me hacía un nudo en la garganta, es poco.
La segunda tiene nombre, y se trata de mi personaje favorito, y uno de los mejores personajes que me he encontrado en una novela: nuestro querido Jim. Pienso que es imposible no querer a Jim, especialmente por su personalidad y sus acciones, así como el hecho de contar con un amigo como él, sin duda cualquiera se habría sacado la lotería. Además, el que exista más humanidad en él que en muchos otros personajes, en un tiempo donde no era respetado como ser humano, es donde se nota (así como en muchos aspectos más) el poderoso mensaje que planea dar Mark Twain con esta obra. Simplemente maravilloso.
En conclusión, hay que leer Las aventuras de Huckleberry Finn al menos una vez en la vida, y tener en cuenta que además de ser una lectura ágil, es una lectura con una profundidad y un sentido muy bien definidos.
n “¡Vete a liberarlo! No puede seguir siendo esclavo. ¡Tiene que ser libre como cualquier criatura que ande sobre la faz de la tierra!”n
P.S. No está de más recomendar esta edición que leí de la editorial Sexto Piso; no solo me pareció una buena traducción, sino que además las ilustraciones de Pablo Auladell hacen un increíble juego con la historia y le dan el toque final.
Que por cierto, Guille, si alguna vez lees esto, muchas gracias por convencerme de que este ilustrador hacía un estupendo trabajo, ha valido completamente la pena.
En esta novela, narrada en primera persona por nuestro protagonista Huck Finn, seguiremos su historia a lo largo de un sinfín de aventuras que vivirá junto a un gran número de personajes que se encontrará en el camino.
Huck, cansado de que lo intenten civilizar, y de tener que soportar a su alcohólico padre —sin duda, uno de los peores padres que han existido en toda la literatura—, decide embarcarse a la aventura, yendo en una balsa por el río Mississippi. La cuestión es que no lo hará solo, sino que le acompañará Jim, un esclavo que ha decido fugarse para ir en busca de la libertad.
Honestamente, no puedo definir con palabras lo mucho que amé y disfruté esta novela, va más allá del hecho de que la narrativa es brillante y la historia un tanto más. Es quizá un caso particular en el que sé que se quedará conmigo para siempre, sin embargo, no sabría explicar los motivos. Quizá a más de uno le habrá pasado con alguna obra en particular y sabrá comprenderme.
Si bien hay algo que no me terminó de convencer del todo, un nuevo personaje que aparece casi al final del libro que hizo que la historia pasara de ser reflexiva y poética, a sentirse como si estuvieras leyendo un chiste, no demerita el hecho de que para mí esta sea una completa obra de arte. Le perdono este error a Mark Twain, quizá se vio obligado a introducir a dicho personaje o no sé; para fortuna de todos, el final es una completa joya y remonta como mínimo los peldaños que había perdido la historia.
Si tuviera que decir qué fue lo que más disfruté de la novela serían dos cosas: la primera, las sublimes reflexiones e importantes cuestionamientos que se hace Huck Finn a sí mismo, especialmente cuando tiene que actuar en contra de los principios que le han sido inculcados por la sociedad, y decide ir en contra de ello para hacer algo mejor, aquello que le dicta la conciencia, y por qué no decirlo, el corazón… bueno, si les digo que se me hacía un nudo en la garganta, es poco.
La segunda tiene nombre, y se trata de mi personaje favorito, y uno de los mejores personajes que me he encontrado en una novela: nuestro querido Jim. Pienso que es imposible no querer a Jim, especialmente por su personalidad y sus acciones, así como el hecho de contar con un amigo como él, sin duda cualquiera se habría sacado la lotería. Además, el que exista más humanidad en él que en muchos otros personajes, en un tiempo donde no era respetado como ser humano, es donde se nota (así como en muchos aspectos más) el poderoso mensaje que planea dar Mark Twain con esta obra. Simplemente maravilloso.
En conclusión, hay que leer Las aventuras de Huckleberry Finn al menos una vez en la vida, y tener en cuenta que además de ser una lectura ágil, es una lectura con una profundidad y un sentido muy bien definidos.
n “¡Vete a liberarlo! No puede seguir siendo esclavo. ¡Tiene que ser libre como cualquier criatura que ande sobre la faz de la tierra!”n
P.S. No está de más recomendar esta edición que leí de la editorial Sexto Piso; no solo me pareció una buena traducción, sino que además las ilustraciones de Pablo Auladell hacen un increíble juego con la historia y le dan el toque final.
Que por cierto, Guille, si alguna vez lees esto, muchas gracias por convencerme de que este ilustrador hacía un estupendo trabajo, ha valido completamente la pena.